Vías para favorecer la equidad en la atención a las patologías oculares
Jornadas ’Andalucía, comprometida con la salud ocular’
En un contexto marcado por el envejecimiento de la población, la presión asistencial crece y los servicios deben estratificar riesgos, favorecer la innovación y reforzar la adherencia terapéutica
El envejecimiento de la población y el aumento patologías crónicas inciden en la demanda asistencial, cuya tensión se materializa en las listas de espera. Las vías para mejorar la planificación, la prevención y la asistencia en beneficio de la calidad de vida de las personas con patologías oculares, fue el eje de las jornadas ‘Andalucía, comprometida con la salud ocular’, celebradas el pasado miércoles por Grupo Joly con la colaboración de Bayer.
La visión poliédrica que el análisis requiere estuvo representada por Ismael Muñoz, secretario general de Planificación Asistencial y Consumo de la Junta de Andalucía; el Dr. Rafael Jiménez, oftalmólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba y presidente de la Sociedad Andaluza de Oftalmología; el Dr. Miguel Ángel Calleja, jefe de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla; y Joaquín Pérez, secretario de la Asociación Mácula Retina.
Como apertura del encuentro, Íngrid Pàllas, responsable del Área de Oftalmología de Bayer España, explicó que “nuestra prioridad es la innovación terapéutica que mejore la vida de los pacientes y de quienes conviven con ellos”. “Extender los intervalos de tratamiento reduce la carga asistencial en el sistema, en el profesional, en el paciente y en el cuidador. Y eso solo se logra colaborando entre todos los agentes”, subrayó.
Para Ismael Muñoz, el punto de partida es diferenciar planificación de gestión. “La planificación sanitaria es qué tenemos que hacer y por qué; la gestión es cómo”, resumió. Con el envejecimiento y la cronicidad en ascenso, el mapa de riesgo se concentra en cuatro patologías: retinopatía diabética, degeneración macular asociada a la edad (DMAE), cataratas y glaucoma. Así, reivindicó el Programa Andaluz de Detección Precoz de la Retinopatía Diabética, que desde 2005 hace captación activa desde Enfermería de Atención Primaria y convoca a los pacientes a retinografía. “Más de un millón y medio de retinografías y un 90% de cobertura de la población diana”, enumeró Muñoz. La equidad se persigue con retinógrafos portátiles que rotan por localidades según necesidad. “No sirve si solo llega a algunos”, insistió. Y apuntó al recién aprobado Plan Andaluz de Atención a la Cronicidad 2025-2030.
Respecto a medidas concretas para aligerar listas de espera, Muñoz defendió medidas de microgestión orientadas a la priorización clínica y la continuidad asistencial. Así, subrayó que desde 2018, se ha contratado “un 30% más de oftalmólogos” y se han adquirido “157 retinógrafos” en dos años. Y reivindicó dispositivos que multiplican capacidad: “Las salas limpias del Hospital Reina Sofía han pasado de 2.000 a 6.000 tratamientos anuales, lo que alarga los intervalos entre revisiones”.
Entre las iniciativas, citó el Proyecto Quixote (Hospital de Jerez y Centro de Salud La Serrana), que integra agudeza visual, tonometría, paquimetría y OCT en primaria, con valoración por teleoftalmología. “En seis meses, un 25% de pacientes no necesitó visita presencial; el informe queda en Diraya para no perder continuidad”.
El Dr. Rafael Jiménez trazó la fotografía interna de los servicios. “Las grandes patologías de la oftalmología son crónicas y aumentan con la edad. Nuestros hospitales no se parecerán a los que tenemos ahora: habrá que prevenir mejor, diagnosticar antes y tratar más rápido”.
Para desatascar cuellos de botella, propuso estratificar riesgos y extender la teleoftalmología a perfiles concretos. “Los hipertensos oculares llenan consultas de glaucoma; si los monitorizamos bien, liberamos tiempo para los pacientes que sí tienen riesgo de pérdida de visión”. También pidió “actualizar protocolos” e introducir fármacos que “permiten extender intervalos” entre inyecciones. Jiménez alertó de la fragilidad en hospitales comarcales. “Un servicio de oftalmología no son uno o dos oftalmólogos. Hay subespecialidades, quirófano y consultas simultáneas; sin estructura, baja la calidad”. Y defendió “la innovación organizativa como parte del tratamiento”. “La innovación no es algo que se compra; se hace cada día”, afirmó.
Sobre DMAE, Jiménez defendió que “actuar a tiempo es clave tanto en el diagnóstico como en el tratamiento”, y abogó por “trasladar información adecuada, promover autoexploración con rejilla de Amsler una vez por semana o al mes”, y garantizar que la innovación terapéutica llegue a todos los pacientes que lo necesitan.
El Dr. Miguel Ángel Calleja situó a Farmacia como aliada de la innovación: “Tratamos de que nuestros oftalmólogos y pacientes dispongan de las herramientas terapéuticas necesarias, lo antes posible y de la mejor forma”. La revolución anti-VEGF ha pasado “de mensual a cada dos, tres o cuatro meses”, con impacto en calidad de vida. La preparación de jeringas precargadas y la estandarización “facilitan el trabajo y reducen riesgos”. La adherencia es el talón de Aquiles. “Es muy mejorable y está directamente relacionada con la efectividad. Extender intervalos mejora la adherencia; además, proponemos seguimiento colaborativo entre Oftalmología y Farmacia para abordar adherencia involuntaria, interacciones e información al paciente”.
Desde la Asociación Mácula Retina, Joaquín Pérez resumió prioridades: prevención y detección precoz, acceso a innovación que espacie visitas y apoyo emocional. “Nos gustaría llevar una primera exploración muy básica a las zonas rurales, apoyándonos en oficinas de farmacia con una formación sencilla avalada por la Sociedad Andaluza de Oftalmología”, planteó. La rejilla de Amsler como autoexploración domiciliaria fue un punto recurrente: “No hace falta mucho más para que las personas mayores detecten cambios”.
La humanización no es un eslogan. “Muchos oftalmólogos carecen de formación en el manejo de situaciones delicadas”, señaló. Las asociaciones cubren con talleres y acompañamiento lo que el sistema no alcanza. De hecho, la dimensión emocional y psicológica de la enfermedad es una necesidad no cubierta que reivindican los colectivos de pacientes.
Hoja de ruta para actuar antes, mejor y aportando calidad de vida
Entre los retos pendientes, el portavoz de Mácula Retina animó a retomar el proyecto de detección precoz de DMAE con rejilla de Amsler en Primaria y farmacias. Sobre la equidad territorial, Muñoz reafirmó que el acceso en comarcas de difícil cobertura se iguala con rotación de retinógrafos y derivación desde primaria, con apoyo de ayuntamientos cuando hace falta. Y subrayó su compromiso por retomar el diseño de un Plan de Salud Ocular y un Plan de Detección Precoz de DMAE. Los ponentes coincidieron en la necesidad de actuar cuanto antes, con educación en autocuidados, Amsler en casa, OCT a mano y circuitos rápidos para recibir los tratamientos en tiempo y forma, con opciones que alargan intervalos, salas limpias que multiplican capacidad y farmacia como engranaje de seguridad, logística y adherencia. Respecto a la organización el consenso apuntó al impulso de la teleoftalmología, estratificación de riesgo, datos para priorizar y contar con servicios dimensionados a la demanda. “La innovación no es solo tecnológica; también es organizativa y cultural”, insistió Jiménez. Pàllas lo había enmarcado al empezar: “Colaborar para que las personas con enfermedades oftalmológicas vivan más y vivan mejor”. Si el sistema logra que ese triángulo -prevención, tratamiento y organización- encaje con la voz del paciente, se podría recuperar tiempo con calidad de vida para miles de personas.
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