Hoy día son muchísimas las mujeres que quieren ser madres, pero también son muchas las que prefieren desempeñar sus objetivos académicos y profesionales antes de dar el paso a la maternidad.

Aún sabiendo esto, el paso del tiempo corre, y no es lo mismo querer tener un hijo con 20 años que con 40, ya que el cuerpo de la mujer cambia y los óvulos no tienen la misma calidad con una edad que con otra. Además es necesario saber que a partir de la edad de los 40, el querer tener hijos puede complicarse mucho, ya que la reserva ovárica desciende, y la calidad de los óvulos baja.

La falta de información hoy en día y el hecho de que una mujer espere más de la cuenta para ser madre son causas que pueden dar a problemas de infertilidad, pero hay maneras de ralentizar el proceso de infertilidad. Una de estas maneras es la congelación de óvulos, lo que conlleva a preservar la fertilidad de la mujer y que ellas puedan ser madres cuando deseen en un futuro.

Pero, ¿cuál es la edad correcta para congelar los óvulos?

Según los expertos, la edad perfecta para congelar, tus óvulos es entre los 28 y los 35 años, teniendo siempre en cuenta que cuanto menos años tenga la paciente mayor calidad, será la de sus óvulos, y más probabilidades de éxito tendrá en un futuro si se quiere quedar embarazada. Además, la garantía de éxito alcanza el 90% utilizando este método.

Con la edad, los óvulos contienen cada vez más alteraciones cromosómicas que dificultan el embarazo y aumentan la probabilidad de aborto o enfermedades genéticas en los hijos.Es fundamental adelantar la maternidad o preservar la fertilidad a través de la congelación de óvulos. pic.twitter.com/HVPEXWpHfM

— SEF (@Sefertilidad) August 20, 2020

El nombre técnico de este método se llama vitrificación de óvulos, y lo que hace es congelar las células a una velocidad de más de 15.000 °C por minuto, lo que provoca la creación de una especie de gel que no daña las células. Las personas a las cuales se recomienda la utilización de esta técnica son: personas que se van a realizar un tratamiento oncológico que pueda causar daños (a veces irreversibles) en los óvulos; mujeres que tienen una reserva ovárica muy reducida; mujeres que tienen probabilidad de sufrir la menopausia precoz; o por último mujeres con enfermedades inmunológicas o de tipo endometriósico.