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El herpes zóster como desencadenante de la demencia: nuevos datos apuntan más evidencias en su relación

El herpes zóster como desencadenante de la demencia: nuevos datos apuntan más evidencias en su relación

El herpes zóster como desencadenante de la demencia: nuevos datos apuntan más evidencias en su relación

El herpes zóster, una enfermedad viral dolorosa y debilitante, ha sido objeto de estudio en relación con diversos problemas de salud. Una de las tantas conexiones que la ciencia ha explorado, lo relacionan con la demencia, un papel que lleva estudiándose décadas y que ahora muestra nuevas evidencias. Así lo confirmó el investigador del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Stanford, Pascal Geldsetzer, mencionando los resultados que había obtenido en el estudio que ha liderado. En este estudio, comparó la incidencia de demencia en ancianos que eran elegibles para recibir la vacuna del herpes zóster con aquellos que no lo eran. Los resultados indicaron que la vacuna pudo prevenir aproximadamente uno de cada cinco casos de demencia, lo que sugiere una relación inversamente directa y lógica de que el remedio también podría ser el agente desencadenante. Estos nuevos datos apuntan a una conexión más sólida entre el herpes zóster y el deterioro cognitivo, lo que ha despertado un mayor interés y preocupación en la comunidad médica.

El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es causado por la reactivación del virus varicela-zóster en personas que han tenido varicela en el pasado. Esta reactivación puede ocurrir décadas después de la infección inicial y se manifiesta como una erupción dolorosa con ampollas en la piel. Aunque la erupción en sí misma puede ser incapacitante, ahora se está investigando más a fondo el impacto a largo plazo del herpes zóster en la salud del cerebro. Pero, ¿Cómo puede el herpes zóster desencadenar la demencia?, ¿Qué evidencias existen al respecto?

Su relación con la demencia

Aunque aún se necesitan más investigaciones para comprender completamente los mecanismos subyacentes, se cree que el virus varicela-zóster podría afectar negativamente al sistema nervioso central. Se ha sugerido que el virus podría propagarse hacia el cerebro y desencadenar una respuesta inflamatoria crónica, lo que a su vez podría contribuir al deterioro cognitivo a largo plazo.

Los científicos creen que la repetición de ciclos de activación del virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1) puede provocar una mayor inflamación en el cerebro, la formación de placas y el deterioro neuronal y cognitivo. Destacan que estudios han demostrado que una vacuna contra el virus varicela-zóster (VZV), que previene la varicela y el herpes zóster, reduce significativamente el riesgo de demencia. Se plantea la posibilidad de que la vacuna esté contribuyendo a detener el ciclo de reactivación viral, la inflamación y el daño neuronal.

UN 20% MENOS DE CASOS

Geldsetzer y su equipo utilizaron datos de dos grupos de ancianos en Gales: aquellos que nacieron justo antes de que se ofreciera la vacuna del herpes zóster y aquellos que nacieron después y tuvieron la oportunidad de recibir la vacuna. Este enfoque se conoce como "aleatorización natural" ya que los dos grupos son similares en características, excepto por el hecho de haber recibido o no la vacuna. En Gales, la vacuna del herpes zóster comenzó a ofrecerse en 2013.
Los investigadores aprovecharon esta oportunidad para analizar si existía una relación entre la vacuna y los casos de demencia en la población de ancianos galeses durante un período de siete años.Los resultados revelaron que en la población que era elegible para recibir la vacuna, los casos de demencia se redujeron en un 20%. 

Por otro lado, otras investigaciones recientes han encontrado una correlación entre el herpes zóster y el riesgo de desarrollar demencia. En una investigación llevada a cabo por científicos del Mount Sinai, para buscar drogas más eficientes para combatir el alzhéimer, descubrieron niveles hasta dos veces superiores del virus del herpes en cerebros de personas que padecieron alzhéimer. Esto vuelve a representar un avance significativo en la plausibilidad de la hipótesis patógena del alzhéimer.

Sin embargo, otros estudios se han mostrado contrarios a esta idea. Y es que, aunque la "aleatorización natural" puede resultar interesante, no es suficiente para generar convicción en el ámbito científico. Por ejemplo, un artículo reciente publicado en la revista Nature destacó los avances en la investigación del herpesvirus y su posible relación con el alzhéimer. Mencionó que si bien la presencia o ausencia del virus puede modular el efecto de otros factores de riesgo, es probable que los virus solo contribuyan en una pequeña proporción de los casos de alzhéimer.

Pascal Geldsetzer, el investigador mencionado anteriormente, reconoce que antes de aceptar esta hipótesis se requieren ensayos clínicos aleatorizados para determinar con certeza el impacto del virus en la enfermedad. 

Importancia de la vacunación

Estos nuevos datos apuntan a la importancia de la prevención y el tratamiento adecuados del herpes zóster. Actualmente, existe una vacuna disponible para prevenir la enfermedad en personas mayores de 50 años. Se recomienda especialmente a aquellos que tienen un mayor riesgo de sufrir herpes zóster, como aquellos con sistemas inmunológicos debilitados o mayores de 60 años. La vacuna no solo puede reducir la probabilidad de desarrollar herpes zóster, sino que también puede ayudar a disminuir el riesgo de complicaciones a largo plazo, incluida la demencia.

En cuanto al tratamiento del herpes zóster, los antivirales pueden ayudar a acortar la duración y la gravedad de la enfermedad, reduciendo así el impacto potencial en el cerebro. Sin embargo, es fundamental abordar el problema de manera integral, prestando atención tanto a la prevención como al tratamiento adecuado de la enfermedad.

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