Salud y Bienestar

La población toma más protectores gástricos de los que precisaAnalizar los antecedentes familiares no predice el autismo

  • Un estudio andaluz indica que el 19% de la población los toma de forma innecesariaEl diagnóstico genético otorga más relevancia a las nuevas mutaciones

Un grupo de 256 médicos de familia del Distrito Sanitario Sevilla han participado en una experiencia formativa de autoevaluación para valorar la calidad en el uso (prescripción) de medicamentos para prevenir y tratar patologías digestivas: los llamados inhibidores de la bomba de protones. Estos medicamentos se encuentran entre los más utilizados por la población. La experiencia ha consistido en la evaluación de 817 historias clínicas de pacientes, incluidas en la aplicación informática Diraya, que da soporte a la historia de salud digital, al modelo de receta electrónica y a la petición de cita previa con el médico de familia o pediatra a través de Salud Responde o Internet, y que estaban siendo tratados de manera crónica con estos medicamentos.

Tras la valoración de los resultados se extrae que un 40% de las personas que toman protectores gástricos los utilizan para el tratamiento de una enfermedad gastroesofágica, ulcerosa y otras patologías digestivas; otro 41% para prevenir hemorragias digestivas causadas por medicamentos gastrolesivos (antiinflamatorios), no obstante, el restante 19% los usa sin una verdadera necesidad clínica.

Investigadores de la Universidad de Montreal, en Canadá, han coordinado un estudio internacional que sugiere que los antecedentes familiares no son buenos indicadores para predecir la presencia de alteraciones genéticas que favorecen el autismo y la esquizofrenia. Según informa en su último número la revista American Journal of Human Genetics, el análisis de unos 400 genes que se activan en las células nerviosas de los pacientes con una de estas enfermedades ha determinado que existen muchas de las mutaciones que favorecen su aparición son nuevas.

Aunque este estudio no tiene implicaciones en la prevalencia o gravedad de estos trastornos, el autor del mismo, el doctor Guy Rouleau advierte de que sí servirá para definir su diagnóstico y evitar falsos positivos. "El diagnóstico genético será posible, pero a través de estas mutaciones nuevas y no a partir de mutaciones heredadas, cuya presencia es muy pequeña", apunta Rouleau. En la investigación han participado también miembros de las universidades estadounidenses de North Carolina y Stanford, la McGill University de Quebec y la Universidad París Descartes. Su colaboración continuará.

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