Anhelos de Salud en Domingo de Ramos

No era Sábado de Pasión ni tampoco despuntaban los primeros rayos de la luz al alba. Era Domingo de Ramos y el sol se colocaba en el punto más alto del cielo para iluminar el rostro de los Sagrados Titulares de la Hermandad de la Salud. Eran las 15:50 cuando las puertas de la iglesia de San Pablo se abrían para que la corporación trinitaria iniciase su Estación de Penitencia tras tres largos años de espera.

Rodilla en suelo y ante el enmudecimiento de una Plaza de San Pablo en la que no cabía un alfiler, los portadores del trono del Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor y María Santísima de la Salud seguían las órdenes de los capataces para realizar una salida impecable por el dintel del templo. El silencio únicamente era quebrantado por los aplausos de los espectadores al ser testigos de esta complicada maniobra.

"Cada Domingo de Ramos, Tú derramas tu luz con tu dulce mirar. Málaga te venera, Virgen de la Salud". Sonaba 'Salud', la nueva marcha dedicada a la titular de la hermandad, compuesta por el compositor Miguel Vargas, y las Imágenes volvían a pisar su barrio de la Trinidad y este les respondían entre cantos, aplausos, vítores y lágrimas que habían estado retenidas durante demasiado tiempo. Una larga fila de nazarenos y de promesa acompañaban al Señor y su Santa Madre, que avanzaban a buen ritmo por las calles del centro histórico, entrando al recorrido oficial pasadas las 19:30, y por el que deslumbraron con su buen hacer y caminar.

Cuando la noche se ponía en el horizonte, el titular cristífero entraba a hacer Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral Basílica, uno de los enclaves más bellos para ver a la hermandad, acompañado musicalmente por la Agrupación Musical Vera+Cruz de Campillos. Minutos después lo hacía la titular mariana de la corporación trinitaria, quien entraba radiante al interior de las naves catedralicias junto a la Banda de Música Nuestra Señora de la Paz.

Los Sagrados Titulares emprendían su camino de vuelta al barrio tras la salida del primer templo de la ciudad, entre aromas de primavera y azahar, y acompañados por una Málaga que tras una dura pandemia, anhelaba recuperar 'la Salud' en la tarde del Domingo de Ramos.