Día para tomar el pulso
EL Domingo de Ramos es el mejor día para meter un termómetro en el corazón de la Málaga cofrade y sentir como late. Sin ir más lejos, ayer se pudo tomar el pulso a numerosos aspectos de la Semana Santa, entre líneas la jornada dejó muchas cosas que darán que hablar en positivo en los balances cuando llegue la Pascua. Pero cabría empezar por el reencuentro de cada cofrade consigo mismo. También con los momentos de siempre que son distintos de un tiempo a esta parte, especialmente en el caso del Domingo de Ramos. Sin embargo, algunos días no evolucionan, ya lo verán, por ello, qué siga la bendita revolución que están imponiendo estas hermandades que abren la Semana Santa de Málaga, aunque en muchos casos ni lo sepan.
Si alguien no había conseguido encender durante la Cuaresma su llama cofrade, seguro que ayer la pudo poner al rojo vivo. No faltaron motivos, más allá del gusanillo de cualquier Domingo de Ramos. Ayer el Señor entró en Málaga a los sones de una agrupación musical. Empezar la Semana Santa viendo a la Pollinica con el himno eucarístico triunfal (José Blanco), marcha con la que llegó a la calle Carretería, es la estampa que muchos llevaban años soñando. Por fin funcionó la simbiosis trono-agrupación en la Pollinica. También fraguó con el Señor de la Soledad, en el Dulce Nombre. Parecía que llevaba toda su vida con este acompañamiento, como el Cristo de la Esperanza en su Gran Amor, que apostó por primera vez por la agrupación de la Vera+Cruz de Campillos y fue un éxito. Aunque en el caso de este Crucificado deja de ser noticia para convertirse en norma. Pero los músicos de Campillos pusieron mucho de su parte, igual que San Lorenzo Mártir (en la Pollinica) y el Cautivo de Estepona (con Dulce Nombre), las otras dos agrupaciones de la jornada. Fueron tres y todas de Málaga, nadie lo diría hace unos años, pues se trata de un género joven por estos lares, pero ya es una realidad. Aquí una de las conclusiones para futuros balances, los tronos también pueden andar con una agrupación, no sólo el de la Esperanza en su Gran Amor. Habrá que estar atentos el Miércoles Santo a la Sangre.
Pero para encender la citada llama, por si quedaban dudas, estuvo la musicalidad de la Pollinica, agrupación aparte; el sabor de siempre del Huerto, que se puede paladear en Carretería (qué raro queda en El Perchel aunque sume ya varios años); el poderío de Lágrimas y Favores; la mejoría del Dulce Nombre, que ayer se pareció a sus inicios; la personalidad de Salutación, Salud y Prendimiento; y el segundo capítulo de la búsqueda de los servitas blancos en la Humildad, esto será poco a poco. Igual que lo hace la Semana Santa, donde quedan cosas por mejorar, pero nadie debe desanimarse. Miren sólo una década atrás, quién puede hablar de una proyección como la de la Málaga cofrade.
LA METAMORFOSIS
Hoy pocos quieren la madrugada, excepción hecha prácticamente con la Esperanza el Jueves Santo. El Domingo de Ramos seguro que no, sobre todo desde que llegó una tal Lágrimas y Favores para abrir un debate que no existía (y que algunos aún quieren obviar), los horarios. Pero ayer quedó de manifiesto que la ciudad responde bien a primeras horas. El cofrade saca el termómetro y observa gana de procesiones y un cambio de chip. ¿Procesiones a la hora de comer? Sí, es posible. Pero en el Domingo de Ramos es más fácil, queda el examen del Martes Santo. El año que viene la Humildad quiere adelantarse al Huerto en la Alameda, por lo que saldría antes de las 13:00. He aquí la primera renovación horaria integral. Así las cosas, habría que definir cómo pueden salirse los nazarenos más pequeños para almorzar. De Lágrimas y Favores, sobre las 15:00, se vieron muchos descapirotados, aquí todavía tiene un pase, no así en otros casos con una hermandad iniciando su estación de penitencia.
Más allá de horarios, el Domingo va de metamorfosis. Para bien, la citada de la Pollinica con agrupación musical. También mejoró en su exorno floral, mantuvo la apuesta por las especies exóticas pero con una disposición más proporcionada. En el caso de la Virgen del Amparo, de tonalidades amarillas, fue otra apuesta arriesgada. Hubo opiniones para todos los gustos. Entre los defensores del nuevo exorno, echaron en falta más verde para mitigar la densidad de amarillo. Pero el sabor general fue agradable, como el que deja Lágrimas y Favores a su paso. Un sólo pero, los cirios del tramo infantil, ridículos de cortos. Los de los adultos, imponentes. El cortejo, de categoría. Y el trono, sin palabras. Aquí ya no es suficiente con tener cultura musical, estos portadores ensayan coreografías y se nota en la calle. En general los tronos fueron bastante bien llevados ayer, ¿habrá ensayos en el futuro en Málaga? Por ahora, interés por la música hay en casi todos los tronos, algo que antes de ayer era simplemente impensable.
Pero la metamorfosis del Domingo de llama Humildad. Ayer se vivió el segundo episodio de la recuperación de los servitas blancos. Al menos cuatro había de verdad, los últimos cirios de la sección de la Virgen de la Merced. Pies desnudos, algunos, y rosarios en la mano. Siempre firmes. En silencio. Sin girarse en ningún momento. Eran servitas blancos, no cabe duda. Como contraste, sirva de ejemplo el penúltimo nazareno que acompañaba al Señor dando cera en calle Granada. Desde ahora hay que evaluarlos con la vara más exigente, ya no está la junta del folklore, por ello estos detalles no son admisibles. Pero se percibe mejoría.
CRUCETAS INACEPTABLES
El Huerto lo cuidó todo, o casi. Así, la música, en demasiadas ocasiones, ralló lo vulgar, sobre todo para una hermandad que vende un estilo riguroso durante todo el año y traslada a sus titulares con una capilla musical. Cómo se explica sino la entrada en recorrido oficial del Señor con Caridad del Guadalquivir (Paco Lola), que sonó entre otros puntos también en la Tribuna de los Pobres. Esta marcha es un hit, esto es, una canción o tema musical -en este caso una obra procesional- que se convierte en un gran éxito de popularidad y venta. Si fuera una canción, Caridad del Guadalquivir sería de las más bailadas y una auténtica quemapistas. Tiene su público, cofrade y no cofrade, ¿pero para el Huerto?
La Concepción combinó marchas clásicas y alegres, pues de otro modo no llegaría a su casa hermandad. Salió con su marcha, la que compuso el maestro Artola, después de que la banda de música de la Expiración interpretase la Marcha Real y de que una saeta abrazara a la Señora. Ayer se vivió una estampa singular en El Perchel, el encuentro de estos titulares con la Soledad de Mena, ya en su trono tras el cambio de día de traslado. Más de lo mismo, quedó extraño ver a la Concepción bailando para saludar. Pero esta corporación lució con sabor por Carretería, en su hábitat natural. El cortejo, de lo más numerosos ayer junto a Lágrimas y Favores, fue ordenado y comprimido, lo que evitó cruces del público.
CAPUCHINOS EN EL CENTRO
El popular barrio de Capuchinos se estira cada Domingo de Ramos y amplía sus fronteras que alcanzan el centro histórico. La primera en depositar el sabor capuchinero fue Dulce Nombre. Sus nazarenos franciscanos tienen mucho que decir. Y lo hacen cada año, al menos este año sí, pues con la incorporación de la Virgen parecía que había perdido su impronta. Quienes pensaron que no era una más, ayer volvieron a creer. Aporta una escena llena de fuerza, incompleta todavía porque no hay cante del gallo, donde el Señor de la Soledad es el centro. Este año estrenaba una túnica lisa de tergal morado. No necesita nada más. Va escoltado pero quedan dos nuevos guardias judíos por tallar. Ahí va el Rey de reyes y la escolta tiene que ser amplia. Los ojos de los espectadores también se fueron a la nueva cruz guía, en forma de tau, novedosa y que ya forma parte del patrimonio cofrade de la ciudad. Pero su aportación ayer fue gracias a los hombres de trono. Llegaron tocados, pero siempre con la música. Un capataz confirmó que el nuevo acompañamiento funcionó.
Dulce Nombre es una cofradía que empieza con escaso público pero que luce bonita bajando de Capuchinos y que con el paso de los minutos va atrayendo gente. La hora de la salida, 15:00, es la hora de las tripas, que llevan pies... como dice el refranero popular, y eso nadie lo perdona, excepto los penitentes que están ahí, por su fe. Tiempo querido, brisa lenta y gente, mucha gente. Fue un día grande.
El Señor de la Soledad iba arropado a medida que se adentraba en la almendrita, atravesando la desaparecida muralla hacia el casco histórico. Su trono cada año cobra más vida. La madera habla y ayer su frontal pegaba gritos. Ya está tallada y que, una vez se complete, tiene pinta de maravillar.
Capuchinos siguió hablando, tiene mucho que decir el Domingo de Ramos. Así, llegó el Prendimiento, admiración y vítores. Este año el Señor salió con su túnica de tisú bordada en oro, su patrimonio ya le permite alternar. Este año cambió a banda de música, la de Rincón de la Victoria, dada la evolución de la corporación en la calle, huele a trance provisional. Avanzaron los colores rojos y azules de los capirotes de los nazarenos para entrar en Ollerías y seguir por Carretería. Curva cerrada. El Misterio de la Traición lo hizo del tirón con La Saeta por dos veces. Y llamativa fue su entrada en Larios, a pulso tras el sólo de Rocío. Esta hermandad nunca debiera perder su sello, pero esta marcha para la imagen de un Cristo queda chorreante.
Esta hermandad ha evolucionado a nivel patrimonial en una década. Y siempre se le achaca mayor cultura nazarena, pero nadie le debe negar su empeño por mejorar. El pasado año cambiaron el recorrido de regreso precisamente para eso. Ahora suben por la calle Carrión, con objeto de que todos los nazarenos aguanten hasta el final. En Carretería la estampa fue mejorable, pues el público no dejó de cruzarse. La solución pasa por comprimir el cortejo, ni más ni menos que igual que hicieron en Larios, una de las que mejor pasó ayer por la principal arteria de la ciudad. La hermandad era una unidad compacta. Detrás llegó la Humildad y, cada una con su sello, también regaló buenas estampas nazarenas.
HUBO ALGÚN ATASCO
La jornada se saldó sin complicaciones, salvo las que vivió Salutación en el antiguo barrio de San Rafael. Se echó a la calle como siempre lo hace, esquivando la dificultad de la puerta de San Felipe Neri. Su salida es una estampa ya clásica porque nunca falta el silencio, la voz del capataz y los aplausos posteriores para cerrar el momento con la marcha Nazareno de la Salutación (Perfecto Artola). En el callejeo por Mariscal, Don Rodrigo y plaza de San Francisco llegaron las complicaciones. Varios vehículos estacionados provocaron un retraso en el transcurrir de la cofradía por este entorno. Las grúas se afanaban por retirarlos pero el retraso era inevitable, sin embargo, apenas afectó al resto de cofradías del día, aunque los de San Felipe volvieron a retrasarse en la Catedral, pero ya no afectaban a nadie.
No es la primera vez que la hermandad se encuentra con este problema. Pero el entorno merece la pena. La cofradía hace tiempo que le dijo "no" a la desangelada avenida de La Rosaleda y apostó por las calles estrechas. El Nazareno llegó sobre las 17:30 al convento de las Carmelitas Descalzas. "Dulce Nazareno, sube hacia el Calvario, sube con la cruz", cantaron las monjas de clausura para cerrar el momento, otra vez con la marcha de Artola. Dentro de poco llegará la Virgen del Patrocinio y con ella puede que una agrupación tras el Señor. No es descabellado. Esta incorporación será el broche de la jornada, que ayer terminó a caballo entre la Trinidad, Capuchinos y la Victoria. Al cierre de esta edición Prendimiento, Salud y Humildad seguían en la calle, pero ya nada podía agriar el dulce sabor del Domingo de Ramos, un día para tomar el pulso y sentirse cofrade.
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