Entre bambalinas

Referentes

  • Lejos de buscar un hueco en las páginas de la historia, todo colectivo necesita una persona que, cual estandarte, muestre el camino por el que transitar

Recogida de alimentos de hermandades en Málaga.

Recogida de alimentos de hermandades en Málaga. / M. H.

Uno de los aspectos más singulares del periodismo llega en el momento en que te enfrentas a crear una semblanza necrológica. Y una de las desventajas de un medio local suele estar en que, cuando te la asignan, algo trataste con esa persona o al menos conoces su obra. Empatizas con el entorno de quien se acaba de ir porque leíste su libro, le viste en algún evento, escuchaste su música, compartiste alguna tertulia e incluso le entrevistaste.

Sin embargo, uno de los aspectos positivos que tiene este ejercicio periodístico es la búsqueda. Buceas en testimonios, documentos gráficos, noticias de otros tiempos, recuerdas alguna anécdota. Aun tratando de ser asépticos, porque tu misión es la de informar de quién fue aquella persona que nos dejó, no puedes negar que algo te devuelve esa introspección para recordar al desaparecido. Hace unos días recibimos la noticia de la muerte del compositor Eloy García y fue casi inmediato que se viniesen a la cabeza los sones de Virgen del Amor Doloroso y la creación de la banda que aún hoy lleva su nombre.

Y es en el momento en que recuerdas a Eugenio Chicano, Eloy Téllez, Antonio Guadamuro, Sara Luque, Garrido Moraga… cuando te das cuenta de que hay referentes que se fueron y dejaron su sello. Sin embargo, muy pocos han sabido tomar el testigo de quienes consiguieron hacer historia de esa forma tan peculiar, cada uno en su campo. ¿Hemos dejado de tener personas que abrieron camino y revolucionaron el mundo cofrade? ¿Nos hemos acomodado en el camino más sencillo del silencio, la aceptación sin reservas y las líneas ya trazadas?

En el arte y la artesanía cofrade hemos vivido tiempos dorados y hay escuela garantizada o en proceso. En la facultad siempre hay periodistas e historiadores del arte que aman la Semana Santa. Hasta ahí, todo en orden, pero… ¿qué ocurre con la gestión de las hermandades o con la defensa de las singularidades de nuestra Semana Santa? Siempre andamos criticando aquello que se hace mal o la deriva de una hermandad que apuesta por “lo de siempre” y se pierde en un mar de indefinición. Pero ¿cuántos estamos dispuestos a dar un paso o a, más allá de seguir soñando, hacer posible ese proyecto que ronda por la cabeza y que puede convertirse en una ayuda para venideras generaciones?

No consiste en querer pasar a los libros de historia o alcanzar la categoría de ser idolatrados. El objetivo primordial es trabajar por las hermandades para que sigan avanzando, se adapten a la realidad de los tiempos que nos toca vivir y sigan desterrando todas las prácticas anquilosadas en una historia que ya quedan desdibujadas en el año 2021. Llegará el día en que veremos a los cofrades en su sitio porque alguien les guio para encontrar el camino. O no.

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