Semana Santa

Hambre que espera hartura...

Si la fe es capaz de mover montañas, no debe ser tan difícil hacer lo propio con una ciudad. Si no es fe lo que arenga a las masas el Lunes Santo, urge entonces encontrar el término racional para explicar lo que ocurre en Málaga cada vez que Jesús Cautivo pisa la calle. Imposible calcular el público expectante. Lo que si es seguro es que el tiempo pierde su áureo valor cuando se trata de esperar la llegada de Nuestro Padre Jesús Cautivo. Si de lo que hablamos es de acompañarlo, lo único que es seguro es que no tendrá cabida la tan manida frase de "cientos/miles de personas acompañaron a...", porque seguro que serán más.

El Lunes Santo vivido ayer escondía en sus entrañas una gran prueba de fuego nacida de una incógnita: ¿influiría el cambio de día del traslado a la hora de congregar al público?. Sólo era necesario callejear en la tarde de ayer por el Centro Histórico y por el barrio de la Trinidad para comprobar que no. Si se hace memoria de la mañana del traslado, podría pensarse que era una manera de quitarse la espinita. Lógicamente no se puede saber el número de los que también se personaron ayer además del sábado, pero, sea como fuere, la masa creció de forma incalculable.

No se concibe un Lunes Santo sin el Cautivo. Ahora parece que tampoco la jornada de Sábado de Pasión. Es una expectación de crecimiento exponencial. El público busca, añora encontrarse con el Señor de Málaga. No importa cuántas veces salga a la calle, está comprobado que el Cautivo está por encima de todo lo establecido.

marea blanca

Tres salidas procesionales en poco más de cuatro meses. Tres picas en Flandes. El que espera alimentar su fe, el hambriento de la presencia del de la túnica blanca, está visto que no se sacia. Que nada aplaca la necesidad de reencontrarse con él.

Hace meses la corporación planteó la posibilidad de salir la primera de la tarde. En el argot taurino, abrir el cartel no suele ser plato de buen gusto, en la Semana Santa de Málaga, parece ser la panacea a todos los males, aunque en algunos casos verdaderamente lo sea. En el caso del Cautivo, vista la capacidad de respuesta de la ciudad, podría ser una solución al descuelgue de la Virgen de la Trinidad y a cruzar el barrio a horas muy avanzadas de la madrugada. También podría serlo invertir el orden procesional de los titulares por aquello de lo incontrolable de las promesas. Cuestión de sentarse y pensar detenidamente.

Aún restaban tres horas para que el Cautivo pasara por el puente de la Aurora buscando el recorrida oficial. Y ya faltaban dedos en la mano para contar las filas de personas que ya esperaban. Bienaventurados los mansos, ...

En la calle Mármoles, no había lugar a la desesperación. El público aprovechaba para cenar e incluso para declararse rodilla en tierra como hizo un joven a su enamorada. "¡Falta el anillo!", le recriminaban algunas personas del público.

reencuentro

Pero alguien quiso restarle protagonismo al Cautivo en la noche de ayer. El cielo se había 'encapotado' a primeras horas de la tarde y el miedo a la posible lluvia apareció en escena. Minutos antes de la salida, la Junta de Gobierno de la cofradía se reunía para tomar una decisión. Ganó el 'sí' a la salida por unanimidad, pero las previsiones meteorológicas anunciaban precipitaciones débiles para las dos de la mañana.

Y la hora nona de reencuentro llegó. Pasaban pocos minutos de las 20:00. Mientras la cruz guía salía de la casa hermandad acompañada de las insignias, por la calle de atrás se incorporaban al cortejo los penitentes de vela. Muy numerosos y muy agrupados. Dado el número de personas que se agolpaba en las aceras no podían permitirse ni descuelgues ni que las filas de nazarenos se rompieran.

Sonó el himno nacional y el Señor de Málaga ya estaba en la calle. No hace falta cambiar ni cambiarle nada, salvo la luz artificial. Tras el señor, la banda de cornetas y tambores Jesús Cautivo, propia de la hermandad. Era el primer Lunes Santo que tocaban tras Él. En la salida extraordinaria del mes de noviembre, su debut, ya apuntaba maneras y ayer no defraudó con un sonido muy compacto y muy afinado.

La vista no alcanzaba siquiera a imaginarse hasta dónde llegaban las promesas. Pero si se podía ver hasta dónde llega su capacidad de sacrificio. Que se le pregunten a una penitente que arrastraba cadenas liadas en sus tobillos. La Virgen de la Trinidad Coronada presentaba un cuidado exorno floral compuesto por orquídeas moradas. Tras ella, la banda de música Trinidad Sinfónica, propia de la hermandad.

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