Mi Magna

Opinión

En cuanto me enteré de que por el centenario de la fundación de la Agrupación de Cofradías se iba a realizar una procesión extraordinaria, La Magna, se me pusieron los pelos de punta

Cristo de la Sentencia
Cristo de la Sentencia / Málaga Hoy
Víctor Padilla

Málaga, 29 de octubre 2021 - 08:02

Desde que tengo diez años vivo en Barcelona, pero esos diez años viviendo en Málaga me fueron suficientes para llevar por mis venas el mundo cofrade, primero por mis abuelos (que vivían en Juan de Austria con San Quintín, en el barrio de la Trinidad) y luego por mis padres, que cada Semana Santa me llevaban a ver los tronos por el centro. El estar tan lejos me ha dificultado el poder vivir el día a día con mi hermandad, pero con el paso de los años y las nuevas tecnologías (WhatsApp, email, etc.) me ha permitido tener un contacto más directo con ellos y que me vayan conociendo cada vez más. Agradezco desde aquí a la Hermandad de la Salud por facilitarme siempre las cosas.

En cuanto me enteré de que por el centenario de la fundación de la Agrupación de Cofradías se iba a realizar una procesión extraordinaria, La Magna, se me pusieron los pelos de punta. Pero en cuanto supe de que el Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor (“mi cristo”), había sido elegido para procesionar junto doce hermandades más, entré en shock. Después de dos años sin poder llevarlo sobre mi hombro, ver la posibilidad de volver a ser sus pies me llenó de una emoción que solo algunos llegan a entender.

Una vez recuperado de estos primeros sentimientos al leer la noticia, me puse manos a la obra. Primero, por el grupo de portadores que tenemos en la hermandad, empezamos a hablar embriagados por la emoción. Luego, tenía que buscar los billetes para poder ir a Málaga y no perderme esta gran oportunidad, desde el año 2000 que soy hermano de La Salud no me he perdido ni una Semana Santa, esta vez tampoco les podía fallar.

Conseguí vuelos para la primera fecha propuesta, el 25 de septiembre. A las pocas semanas leí de que la Agrupación había aplazado el evento hasta nueva fecha, sonaba el 30 de octubre y finalmente así se confirmó. Conseguí de nuevo vuelos para esa nueva fecha.

Aproveché ese primer viaje para pasarme por la casa hermandad, ver a mis compañeros, abrazarlos después de tanto tiempo y como no, para tallarme, ya que para las fechas de tallaje oficial no podría asistir. No podía faltar visita a San Pablo para ver a mi Virgen de La Salud y a mi Cristo de la Esperanza en su Gran Amor. Primer paso realizado, solo quedaría recoger el puesto y la túnica. Eso vendría después.

A estas fechas todos aquellos sentimientos de nervios, emoción y alegría siguen en el cuerpo, pero, además, es inevitable sentirme impaciente por que llegue el momento. Creo que esta oportunidad que nos da la Agrupación no la voy a volver a vivir, no siempre se cumplen cien años y La Magna va a ser un acto que se va a recordar por muchos años a nivel nacional.

Cuando llegue el 30 de octubre, repetiré lo que siempre hago cada Domingo de Ramos, pero esta vez en sábado. Cogeré mi bolsa con la túnica, cíngulo, capillo, medalla y rosario y me dirigiré a coger el autobús que me lleva a San Pablo. Nos vestiremos dentro de la iglesia, abrazaré a mis compañeros y miraré de nuevo a mi Cristo a la cara, le agradeceré por tanto que me da, le pediré Salud para todos y tras la misa, volveré a ser sus pies bajo su varal, deseando que toda Málaga, esta vez en otoño y no en primavera, le mire a los ojos, vea esa carita tan bonita que tiene y reciba Esperanza y Amor.

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