El escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte falleció ayer en su ciudad natal a los 70 años, al no superar el ictus que sufrió el pasado domingo 9 de septiembre y que lo mantuvo hospitalizado en el hospital Virgen del Rocío. Los restos del artista serán velados hoy durante una eucaristía en la capilla de la Virgen del Rosario, sede canónica de la hermandad de Las Aguas.

El imaginero, considerado autodidacta aunque bebiese de otros autores como Francisco Buiza, Antonio Eslava Rubio, Sebastián Santos o Rafael Barbero, dejó una profunda huella en Málaga y su provincia, considerada por Duarte un “universo descubierto a los 17 años”.

Dentro de su amplia producción imaginera en la geografía andaluza, Málaga supuso uno de sus primeros destinos con la creación, entre 1970 y 1972, de la imagen de la Sagrada Cena, su colegio apostólico, y las vírgenes de la Paz y la Paloma. Las primitivas tallas de la corporación del Jueves Santo desaparecieron en el incendio de la capilla de la estación en 1969 y Álvarez Duarte sería el encargado de realizar las nuevas obras. El artista llegaría a la ciudad en ese mismo año de la mano de Carlos Gómez-Raggio y Dolores Carrera para realizar una restauración a la Virgen de la Esperanza, tras la intervención que Adrián Risueño aplicase a la Dolorosa tras ser rescatada de los restos carbonizados de Santo Domingo en mayo de 1931.

A éstas seguirían otras tallas como la Virgen de la Merced (1982) y San Juan (1986) para la cofradía de la Humildad; la Virgen de la Salud (1988) y el Cristo de la Esperanza en su Gran Amor (1991) para la corporación de San Pablo; o la Reina de los Cielos en 1993, titular de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa. En el caso de la corporación trinitaria, su primer crucificado, el del Gran Amor y Esperanza, se mantiene al culto en la iglesia de Santa Ana del Císter.

A ellas se sumarían las restauraciones e intervenciones de tallas como las vírgenes del Rocío, Angustias de Descendimiento, Consolación y Lágrimas, Gracia, Soledad del Sepulcro o Monte Calvario. Si bien algunas de ellas permitieron recuperar algunos de los aspectos originales de las tallas o mejorar su estética, en otros casos las reformas de las imágenes fueron profundas, creando división de opiniones entre los cofrades de la capital. En la provincia, Álvarez Duarte realizó obras para localidades como Vélez-Málaga, Ronda, Fuengirola o Álora. En su faceta de escultor civil, el imaginero fue autor de los monumentos a Dolores Carrera, El nazareno verde, frente a la casa hermandad de la Esperanza, y el busto del Nazareno del Paso que, desde el año 2009, se encuentra en la plaza de la Constitución, en la fachada del Hotel Larios.

Numerosas hermandades manifestaron su pesar por el fallecimiento del imaginero sevillano a través de sus redes sociales. La alta afluencia de ruegos de oración por el descanso de su alma, provenientes en su mayoría del mundo cofrade, le hicieron tendencia durante varias horas.

Álvarez Duarte es considerado en su tierra natal como el imaginero más relevante desde las últimas décadas del siglo XX, compartiendo tiempo con el escultor Antonio Dubé de Luque. Sus más de 100 obras escultóricas traspasan fronteras alcanzando Argentina, con el Cristo del Gran Amor en la catedral de Buenos Aires; la Virgen del Amparo de La Habana o las copias de la Esperanza Macarena que han llegado a puntos de América como Bogotá, Nueva York, Pensilvania o Caracas.

A ellas se suma una amplia producción en el resto de la península y en Andalucía. Desde la Virgen de Guadalupe de la hermandad de las Aguas en Sevilla, la imagen de Santa Ángela de la Cruz para el convento de las Hermanas de la Cruz o la restauración de Jesús del Gran Poder en 2010 tras el ataque perpetrado contra la imagen.