Semana Santa

El Perchel se tiñe de tonos marengos e inunda el centro de Málaga

El Perchel se tiñe de tonos marengos e inunda el centro de Málaga

El Perchel se tiñe de tonos marengos e inunda el centro de Málaga / Ana Jiménez

Con el alba despuntando tras la iglesia de Nuestra Señora del Carmen del Perchel comenzaba el rosario de la aurora con la Virgen del Carmen atravesando las puertas de la parroquia camino al puerto de Málaga. A la misma hora, se procedía a la recogida de la corona y el escapulario por parte de los submarinistas, que embarcaban a su Virgen del Carmen una hora y media mas tarde frente al paseo marítimo Ciudad de Melilla con la perchelera recorriendo las calles del centro de la ciudad.

Los trajes de los marengos volvían a colorear de blanco y rojo a una Málaga que el pasado fin de semana celebró el 16 de julio la festividad del Carmen en distintos municipios y barriadas como el Palo o Pedregalejo, donde la tradición y la devoción se hacían presentes en cada embarque de las imágenes. Ese fervor volvía a materializarse en el Palmeral de las Sorpresas a las 10:00, cuando el barco en el que la Virgen se introduciría en el mar miraba a la alta figura que llegaba a hombros de los marengos.  Media hora más tarde, los devotos llevaban su felicidad y oraciones al interior del barco.

Durante algo más de una hora, la Virgen del Carmen del Perchel dejó su Málaga terrestre, que se despedía de ella entre gritos de “viva la Virgen del Carmen” pegados a la orilla, para entrar en su Málaga marinera, donde se produjo el emotivo encuentro con el Carmen de los Submarinistas acompañado de una ofrenda floral y una oración por los caídos en el mar. Con las olas zarandeando ambas embarcaciones y la Salve Marinera como banda sonora, se producía la despedida entre ambos y el camino de vuelta al puerto. Algunas olas entraban en el barco, mojando las andas de la Virgen y los pies de los marengos y hermanos, que entre risas decían: “Nos hemos mojado porque nos ha bendecido la Virgen”.

Al son de la banda de La Paz, la imagen tocaba de nuevo el suelo de su ciudad, que lloraba desde el cielo a modo de una llovizna leve, para llegar hasta la Catedral, donde se celebró la misa estacional presidida por el obispo Jesús Catalá y se procedió a la entronización de la imagen de cara a la salida procesional de la tarde.

Procesión triunfal

Con el eco de las campanas de la manquita sonando en el Patio de los Naranjos cerca de las 20:00, se abrían lentamente las puertas para dejar entrever la silueta de la Virgen del Carmen del Perchel. Un sol abrasador iluminaba el rostro de la imagen y de quienes habían ido a ver la salida. Con paso firme y sobre los hombros de los cofrades, emprendía su recorrido por el centro, que bullía al ritmo del escapulario que se balanceaba en las manos de Jesús cargado por su Madre.

Con la banda de Cornetas y Tambores del Carmen como preludio al incienso, al propio trono, y a la banda de música de La Paz, que nuevamente estaba tras la Virgen como durante el recorrido procesional de la mañana tras el desembarco, Málaga se rendía a los pies de la Reina de los Mares, que había conseguido reunir de nuevo al sentimiento cofrade de la ciudad bajo su campana, que resonaba desde las entrañas de los hombres de trono y de los marengos, desde los más pequeños a los más adultos.

Virgen del Carmen del Perchel en su procesión por le centro Virgen del Carmen del Perchel en su procesión por le centro

Virgen del Carmen del Perchel en su procesión por le centro / Ana Jiménez

El mismo sol que había sido testigo del rosario matutino se escondía tras los edificios del centro conforme la Virgen perchelera pasaba por ellos. Quienes vestían las camisas blancas con toques rojos y claveles, seguían girándose para admirar a su patrona, entonaban cada vez que era posible la Salve Marinera o algún piropo con lágrimas en los ojos. Al caer la noche, el corazón del Perchel volvía a latir con la llegada de la Virgen a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que la acogía con los brazos abiertos en su interior, dejando un reguero de emociones tras sus puertas.

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