Semana Santa

Pollinica: primera y última del Domingo de Ramos en realizar su recorrido completo en Málaga

Cabeza de varal de Pollinica.

Cabeza de varal de Pollinica. / Ana Jiménez

Las miradas al cielo eran tan recurrentes como las palmas amarillentas que desde poco antes de las 9:00 coloreaban las calles aledañas a la entrada de la casa hermandad de Pollinica. Entre túnicas la pregunta que nadie se atrevía a hacer de puertas para fuera de la cofradía se verbalizaban entre susurros: "¿Nos lloverá?". La respuesta se volvió inminente con el chirriar de las grandes puertas que dan a calle Parras. 

Unos toques de campana unidos a las notas de la corneta ponían banda sonora al inicio de un incierto, pero ansiado, Domingo de Ramos. Los devotos más madrugadores de la jornada no podían ni querían ocultar su felicidad al ver cómo asomaban los varales de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén. Bendiciendo las calles de Málaga emprendía su camino el cortejo procesional, no sin algunas dudas sobre cómo sería la vuelta a su templo. Cuando todos los nazarenos vistieron las calles de de capirotes verdes comenzó la hilera de los morados y, tras ellos, a María Santísima del Amparo.

Tras cada esquina, cientos de ojos aún pegados por haber madrugado, observaban atentamente el ir y venir de los niños más pequeños, protagonistas del día. Algunos, los más cansados, ya descansaban en los brazos de sus padres cuando la cruz guía entró pronta al recorrido oficial, que presentaba una atípica estampa ante la posible amenaza de lluvia para el día e incluso la semana: la gente había llenado las sillas de madera, cambiando los paraguas por ilusión. 

La agilidad con la que todos los miembros de la procesión se lucían por las calles nubladas de la ciudad acogía tintes de Semanas Santas pasadas, donde el sol brillaba deslumbrante reflejado en el manto de la Virgen, los destellos en los detalles de metal de las insignias deslumbraban a quienes las llevaban, y las miradas al cielo eran de oración y no de súplica para que la lluvia no les hiciese agilizar su vuelta. 

Las sonrisas del principio se mantuvieron hasta la tarde, cuando ya poco quedaba de los pequeños monaguillos que comenzaron a las 10:00. Ya con un paso relajado, la cuesta de vuelta al interior llegó, se vio y se convirtió en la primera y ultima de las cofradías que este Domingo de Ramos podría completar su recorrido completo en Málaga.

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