Semana Santa

La Semana Santa tras las mascarillas de los jóvenes cofrades

  • Hay tantas historias y recuerdos como cofrades hay en Málaga

La Semana Santa tras las mascarillas de los jóvenes cofrades

La Semana Santa tras las mascarillas de los jóvenes cofrades / Álvaro Cabrera

Las mascarillas tapan algunas muecas tristes en las colas a las puertas de las iglesias y hermandades. La mezcla entre pena y alegría forma pequeñas lágrimas en los ojos de los que visitan a su Virgen o su Cristo estos días, entre ellos la juventud cofrade de Málaga que se echa a la calle, vacía de nazarenos, para revivir la ahora “vieja normalidad”.

El olor a incienso confunde al olfato. Las flores a los pies de las imágenes confunden a la vista. Las marchas en los altavoces confunden al oído. El sabor a torrijas confunde al gusto. Las ramas de olivo confunden al tacto. La Semana Santa 2021 confunde a los sentidos, pero no al sentir cofrade.

Algunas personas viven desde pequeñas la Semana Santa de una forma especial por su familia, otras la descubren por amigos o personas cercanas, otras simplemente se encuentran una procesión y les inunda el sentimiento y la necesidad de formar parte de esa comunidad.

Hay tantas historias y recuerdos como cofrades hay en Málaga

Pilar Díaz, hermana y nazareno de la Hermandad del Santo Traslado y Nuestra Señora de la Soledad Pilar Díaz, hermana y nazareno de la Hermandad del Santo Traslado y Nuestra Señora de la Soledad

Pilar Díaz, hermana y nazareno de la Hermandad del Santo Traslado y Nuestra Señora de la Soledad

La Semana Santa es cultura, devoción, recogimiento. Como explica Pilar Díaz, hermana y nazareno de la Hermandad del Santo Traslado y Nuestra Señora de la Soledad: “La Semana Santa se resume en tradiciones, desde el Viernes de Dolores, que para mí comienza con el vía Crucis en San Pablo, hasta el Domingo de Resurrección que, para mí, acaba en el momento en el que se sube a la Virgen a su capilla. No sé cómo explicar el sentimiento que tengo porque si no lo vives no vas a entender al que si lo hace”.

Paco Berrocal, hermano y hombre de trono de María Santísima de Nueva Esperanza. Paco Berrocal, hermano y hombre de trono de María Santísima de Nueva Esperanza.

Paco Berrocal, hermano y hombre de trono de María Santísima de Nueva Esperanza.

Aquellos que viven esa pasión, los cofrades, tienen las palabras para explicar ese sentir, esa forma de vivir cada día Santo. En boca de uno de esos jóvenes, Paco Berrocal, hermano y hombre de trono de María Santísima de Nueva Esperanza “ser cofrade es un sentimiento propio, tuyo. Es interiorizar contigo mismo y con las imágenes”.

Alba Pérez, hermana y mujer de trono del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor Alba Pérez, hermana y mujer de trono del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor

Alba Pérez, hermana y mujer de trono del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor

Como él, otros muchos viven la Semana Santa en el interior de su propio corazón y de la propia procesión alumbrando el camino a Cristo o a la Virgen durante el recorrido, acompañando y anunciando la llegada de los titulares musicalmente, o siendo los pies del Nazareno y de su Madre. “El llevarlo a Él, el ponerme en sus pies, es algo que siempre he visto muy especial. El llevar Esperanza, pero justamente Esperanza en el Amor”, relata Alba Pérez, hermana y mujer de trono del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor.

Beatriz Vázquez, hermana y acólito de María Santísima de Nueva Esperanza Beatriz Vázquez, hermana y acólito de María Santísima de Nueva Esperanza

Beatriz Vázquez, hermana y acólito de María Santísima de Nueva Esperanza

A nivel individual, los toques de campana que anuncian la salida de la iglesia o casa hermandad provocan nervios, que no se desvanecen en todas las horas que se permanece en la calle, aunque las fuerzas empiecen a flaquear a mitad del recorrido. Beatriz Vázquez, hermana y acólito de María Santísima de Nueva Esperanza, lo sabe de primera mano ya que su cofradía pasa 14 horas: “Hambre, sed, cansancio. Todo lo que puedas sentir, lo sientes en esas horas donde es muy bonito ver cómo se supera todo. Y esa sensación de tenerlo a Él tan, tan, tan cerca, de tener una perspectiva que muy poca gente tiene, es espectacular”.

Miguel Ángel Sau, hermano y Vocal de Juventud de la Hermandad Sacramental de las Reales Cofradías Fusionadas. Miguel Ángel Sau, hermano y Vocal de Juventud de la Hermandad Sacramental de las Reales Cofradías Fusionadas.

Miguel Ángel Sau, hermano y Vocal de Juventud de la Hermandad Sacramental de las Reales Cofradías Fusionadas.

Pero si algo tienen esos días Santos es el sentimiento de hermandad que se derrama y se recibe en abundancia, o en palabras de Miguel Ángel Sau, hermano y Vocal de Juventud de la Hermandad Sacramental de las Reales Cofradías Fusionadas: “Es un momento de unión fraternal y de trabajar por el titular, sobre todo en la forma de llevarlo como si fuera el peso de la cruz de Cristo”.

Beatriz Tocón, hermana de la Cofradía de las Penas. Beatriz Tocón, hermana de la Cofradía de las Penas.

Beatriz Tocón, hermana de la Cofradía de las Penas.

En 2020 la procesión se llevó por dentro, poniendo velas o alguna flor al lado de la estampita de años anteriores. En 2021, las personas se agolpan a las puertas de los templos para encender allí esa vela, dar esas flores. “Podría definir esta Semana Santa como una explosión de todo tipo de sentimientos. Está siendo terriblemente dolorosa, pero también me la estoy tomando como un regalo. Me acuerdo de lo que pasé el año pasado y ya solo tener la oportunidad de pisar la calle está siendo un logro, pero después cuando pisas una iglesia piensas mucho en lo que podría haber sido y no está ocurriendo”, cuenta Beatriz Tocón, hermana de la Cofradía de las Penas, la Archicofradía de Expiración y Componente de la Banda de Música Eloy García.

Ana Barranco, cofrade y devota, especialmente, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de María Santísima de la Salud. Ana Barranco, cofrade y devota, especialmente, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de María Santísima de la Salud.

Ana Barranco, cofrade y devota, especialmente, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de María Santísima de la Salud.

La oración protagonista va de la mano de la esperanza “de ver si esto remonta un poquito en todos los sentidos y el año que viene podemos gritarle guapa y guapo cuando salgan los tronos a la calle”, explica Ana Barranco, cofrade y devota, especialmente, de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de María Santísima de la Salud.

Laura María Vázquez. Laura María Vázquez.

Laura María Vázquez.

Ya sea en las calles, en las casas o en las iglesias el sentir cofrade no desaparece de un año a otro, ni en años tan atípicos como estos. Según Laura María Vázquez, cofrade y ex penitente de la Hermandad de Nueva Esperanza, lo que evoca la Semana Santa no es algo de lo que te canses, incluso sin ser creyente: “Ver de nuevo el arte ya sea pictórico, escultórico y musical, por las calles de Málaga. Es sentir el incienso y la música por todas partes y sentir que hay un poco de humanidad. A mí me da mucho que pensar que haya tanta gente que, sin ser creyente, acompañe y sienta lo que sienten los cofrades y los creyentes”.

Darío Guerra, hermano y nazareno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de La Trinidad. Darío Guerra, hermano y nazareno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de La Trinidad.

Darío Guerra, hermano y nazareno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de La Trinidad.

Volverán esos días de balcones rojos, túnicas de colores y cera en las losetas. Volverá el estar pendientes al cielo rezando para que no caiga ni una gota. Volverá a vestirse Málaga de gala para su gran semana. Como transmite Darío Guerra, hermano y nazareno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de La Trinidad: “Ver los pequeños y grandes detalles que se encierran en una Semana. Cómo una ciudad cambia de la noche a la mañana dependiendo del día Santo que sea. Es algo fascinante como cada día, cada barrio, calle, hora, minuto, segundo hay una nueva perspectiva y que sea imposible que podamos verlas todas al mismo tiempo”.

Así año tras año, calle tras calle, imagen tras imagen, por repetitivo que pueda parecer, estos jóvenes han seguido poniéndose sus medallas, sus trajes y sus capirotes para reunirse con su Cristo o su Virgen, y lo seguirán haciendo en cuanto se pueda, porque los sentidos pueden saciarse, pero el sentimiento permanece.

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