Semana Santa

Santo Traslado tiñe de negro la Trinidad sin su salida este Viernes Santo en Málaga

Uno de los nazarenos de Santo Traslado.

Uno de los nazarenos de Santo Traslado. / Ana Jiménez

Hasta tres ocasiones ha tenido la oportunidad de vivir la Trinidad un pedacito de la Semana Santa, y ninguna de ellas se ha hecho posible. La última esperanza vestía de negro, celeste y burdeos, pero no llegaron a colorear una barriada de luto por sus cofradías.

La cofradía de la Soledad de San Pablo (el Santo Traslado), se quedó tras las enormes puertas rojizas de la casa hermandad cuando la tarde llegó a la característica torre de la Iglesia. Un cielo no muy nublado pero sí incierto hizo que se decidiese suspender la estación de penitencia.

Algunos lloraban, pero la mayoría de las caras solo mostraban impasividad ante una noticia que no sorprendía demasiado dado el transcurso de la semana. “Nos lo podíamos imaginar”, comentaban alguno de los hombres de trono que se despojaban de sus túnicas entre los varales a los pies de una Soledad que no se quedaría sola en ningún momento.

A las 20:30 horas, justo una hora después de la que se hubiesen dado los primeros toques de campana, se abrieron esas puertas para que la Trinidad pudiese al menos acercarse a ellos y rozar con las yemas de los dedos la normalidad y el luto de un Viernes Santo. Algunas mantillas y nazarenos, aún ataviados con sus vestimententas escuchaban la saeta que con gran voz, sentimiento y maestría envolvía el ambiente y daba el toque necesario a la hermandad, que se mantenía con la mirada en el cielo y la impotencia en las manos.

Cuando la lluvia comenzó a ser una realidad tangible y algunas cofradias se vieron afectadas por ella teniendo que correr a sus casas hermandades o refugiarse en la Catedral, como Dolores de San Juan, los hermanos del Santo Traslado suspiraron en una alegría contenida por una decisión que en principio fue dolorosa pero al pasar el día fue incluso agradecida.

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