Semana Santa

Zamarrilla revive un sueño de la mano de Jesús del Santo Suplicio

Zamarrilla revive un sueño de la mano de Jesús del Santo Suplicio.

Zamarrilla revive un sueño de la mano de Jesús del Santo Suplicio. / Ana Jiménez

A las puertas de la Casa Hermanda de Zamarrilla decenas de ojos esperan para ver como cobra vida uno de los sueños de la cofradía: la nueva imagen del grupo escultórico de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, uno de los romanos. A las 19:30 las puertas de la pequeña ermita se abren y dan paso a los devotos, que llenan cada banco y esquina. Rebosante de vida y sonrisas, los miembros de la cofradía comienzan con un evento cargado de simbolismo.

Las palabras del director espiritual de Zamarrilla, Salvador Gil, resuena en cada persona: “Está bien que nos reunamos en este contexto tan cercano a la Cuaresma para compartir y disfrutar todos juntos de este grupo escultórico que esperamos ver procesionar completo algún día”. Bajo la mirada de los titulares de la hermandad nace una oración, que como el propio sacerdote destaca: “Es para todos los que sufren, y en especial lo dedicamos para las víctimas del terremoto de Siria y Turquía”.

Los acordes de una guitarra acompañan al discurso del hermano y cofrade Francisco Parrales, que recuerda el largo recorrido que aún anda la cofradía con el grupo escultórico: “Recuerdo aquel número de ‘La Saeta’ en el que vi el Santo Suplicio y como unos años después volvimos a revivir el sueño del grupo escultórico creado por Antonio Castillo. Ya vamos camino de los 25 años para completarlo”. Las últimas notas de la guitarra se solapan por un tambor ronco y con la frase: “¿Esto es un sueño o es una realidad que estamos viviendo?”. Simulando una salida procesional, los altos cargos presentes junto con el tambor se dirigen al gran portón rojo de la cofradía.

Los devotos llenan cada banco y esquina de la pequeña ermita. Los devotos llenan cada banco y esquina de la pequeña ermita.

Los devotos llenan cada banco y esquina de la pequeña ermita. / Ana Jiménez

Tres toques en la puerta y se descubre el conjunto escultórico para que todos los presentes puedan admirarlo. El tambor que tocaba solo se une a toda la banda, que toca la marcha ‘Santo Suplicio’. Unos maniquíes con trajes de nazareno evocan una salida procesional. El grupo escultórico se mantiene regio en el trono mientras todos admiran cada detalle. El autor del nuevo componente, Juan Vega, explica su obra, el romano que clava con dureza uno de os clavos en el madero mientras Jesús es despojado de sus vestiduras: “Empezamos este proyecto en 2019 y en concreto esta es una pieza con mucho movimiento y dinamismo. En general el grupo está lleno de detalles y anécdotas”, comenta señalando el lateral derecho del conjunto.

Una sucesión de agradecimientos y la banda de Zamarrilla arranca de nuevo con varias marchas para que todos los que vayan pasando por el salón de trono puedan admirar y vivir la experiencia con tanta intensidad como lo han hecho ellos. Tras varios minutos, suenan los últimos redobles de tambor y el gran portón se cierra de nuevo, guardando en su interior a un sueño que, aunque no tiene fecha de fin aún, cada vez más cerca para los zamarrilleros.

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