Antonio Jiménez. director artístico de la banda trinidad sinfónica

"Si algo echo en falta es el respeto hacia las bandas"

  • Jiménez es fundador de la Trinidad Sinfónica, hermano de la cofradía del Cautivo, y recomienda ver a la Virgen de la Trinidad de vuelta a su barrio

Antonio Jiménez es el director artístico de la Trinidad Sinfónica, trombón, y por su estudio de grabación han pasado casi todas las bandas de la ciudad. Considera que el panorama musical de Málaga goza de buena salud.

-Su principal vocación es la música, pero con la Semana Santa le une algo más.

-Mis inicios, como el de todos los cofrades y cristianos, fue por devoción a un titular, aunque es verdad que mi actividad siempre ha estado ligada a la música. Con 12 años entré en la escuela de la banda de música de la Expiración, pero por tradición familiar soy de la cofradía de Jesús Cautivo, en la que en 2005 le propuse al hermano mayor José Luis Palomo la idea de crear nuestra propia banda.

-Hace ya ocho años, ¿cómo empezó todo?

-Supongo que por mi propia ambición y la de mejorar mi cofradía. La idea de crear una banda nació en los años 80, era yo todavía muy niño. Los principios fueron bastante duros, empezamos siendo un grupo de compañeros del conservatorio y a los dos años de trabajar en esta iniciativa creamos nuestra escuela de música, con lo que nos vamos surtiendo de nuestra propia cantera y agrandando la fila de la banda.

-¿Cómo recuerda su primera Semana Santa con la Trinidad Sinfónica?

-Con muchos nervios y con mucha ilusión de ver plasmado mi proyecto en la calle y saliendo detrás de mi Virgen de la Trinidad, de la que me considero muy devoto.

-¿Por qué marchas apuesta para el Lunes Santo?

-Intentamos que gire en torno a la Virgen de la Trinidad puesto que contamos con un repertorio bastante amplio. Cuando el trono más lo necesita tiramos de lo que al hombre de trono le es más cercano y le llega más al corazón con marchas propias como Coronación de la Trinidad, Reza a tus pies o Alma de la Trinidad. Y cuando venimos de vuelta lo hacemos con otros clásicos como La estrella sublime o Coronación de la Macarena, ya que son marchas que levantan el trono. Ten en cuenta que tenemos un recorrido bastante amplio, son muchas horas en la calle y un trono pesado necesita apoyo desde atrás. Este año salimos a la calle con un repertorio de 110 marchas, 17 de ellas dedicadas a la Virgen de la Trinidad.

-¿Por qué estilo se decantas más, clásico o innovador?

-Prefiero las marchas clásicas, no intentar tocar lo que esté de moda cada año, sino intentar buscar un corte de marchas procesionales clásico de compositores como pueden ser Pedro Morales, Farfán, Gámez Laserna, Artola, o contemporáneos como Eloy García.

-Con la música también se viven momentos muy emotivos, ¿cuál recuerda con especial cariño?

-Mi momento musical fue tocar Virgen de las aguas a la entrada a la catedral de la Virgen de la Trinidad para la coronación canónica. Entonces tocaba con la Expiración, empezó a llover, hubo un momento de tensión, y dejar a la Virgen dentro para que al día siguiente la coronaran siempre ha sido un momento muy emotivo. También lo fue escuchar Alma de la Trinidad tanto el día de la presentación de la Trinidad Sinfónica en el teatro Cervantes como el primer Lunes Santo de 2007.

-También ha sido hombre de trono, nazareno y mayordono.

-Cuando era músico de la Expiración siempre pedía permiso el Lunes Santo para salir con el Cautivo, y en 2008 salí de mayordomo delante de la Virgen de la Trinidad. Pero también he sacado otros, como el de la Virgen de los Dolores de la cofradía de la Expiración o la Virgen de las Penas. Reconozco que he tenido la suerte de que cada vez que he llevado el trono, de alguna u otra manera he llevado detrás a mis compañeros de banda, lo que lo hace aún más emotivo.

-¿Echa de menos estar bajo los varales?

-Sí, aunque tampoco me arrepiento ni lo cambio, disfruto mucho más viendo como mis niños de la banda viven todos esos momentos que yo he vivido desde pequeño. De todas formas siempre busco un hueco para sacar un trono.

-¿Qué recuerdos guarda de su infancia?

-El que me ayude mi madre a ponerme bien el capirote o el escapulario y a buscarla después del recorrido oficial para que me traiga agua o una chocolatina. Pero, sobre todo, el lenguaje visual y la complicidad dentro del grupo en la banda que con solo mirarnos sabíamos que había que empujar.

-¿Lo mejor y lo peor de la Semana Santa de esta ciudad?

-Si algo echo en falta es el respeto hacia las bandas, a pasar entre los músicos, lo que puede provocar lesiones en el labio, y el guardar silencio cuando esté tocando. Eso en otras provincias se mira mucho. Y lo que más valoro es poder tocar detrás de los titulares de mis cofradías. Tenemos un patrimonio artístico dentro de las cofradías digno de envidiar por otras ciudades.

-El Obispado cuestiona si es adecuado o no que haya bandas de música en los traslados.

-Como músico diría que es necesario, pero sí es verdad que no tiene por qué haber una banda cada vez que sale un trono a la calle. Hay otras opciones: coral, de capilla, ministriles; pero nunca prescindiría de la música. Sí nos excedemos en los traslados, hay algunos que son auténticas procesiones.

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