Entre bambalinas

Del dolor a la esperanza

  • Y en un nuevo amanecer, María, siempre enlutada, se reviste con su terno para recordar que es la Reina de los Cielos

Del dolor a la esperanza

Del dolor a la esperanza / Jesús Mérida (Málaga)

Cristóbal López Gándara consiguió transmitir estas emociones a través de notas musicales. Pura dulzura para mecer un palio que cobija a una Virgen que es barrio, que es devoción, que es malagueña y que arrastra a todos sus vecinos tras su negro manto en una calurosa tarde de Domingo de Ramos. La Cruz de Humilladero aúna dos sentimientos tan puros como antagónicos. Málaga vive esa transición en un atrayente mes de septiembre. Del dolor a la esperanza.

Dolores Gloriosos de María. Festividad especial en una ciudad en la que esta advocación acaricia Churriana y el Puerto de la Torre. El exquisito gusto de ambas corporaciones del Viernes de Dolores quedó de manifiesto una vez más en los altares que presentaron para la festividad de sus sagradas titulares marianas. Otras hermandades, en cambio, pronto pasarán del dolor de ver cómo despojan a su Virgen de sus cultos a la esperanza de tiempos mejores en los que recorrerá solemne las calles aledañas a su iglesia del Santo Cristo de la Salud acompañada de los fieles que nunca dejaron sola a la Esclavitud Dolorosa tras el cristal.

Málaga vive en sus carnes esta pura transición. Del dolor de saber que un día se lo arrebataron todo y la encerraban en casa, a la esperanza de poder hacer de la incertidumbre un arma para reconquistar poco a poco aquellas aceras que siempre le pertenecieron. La ciudad sabe que los Dolores son más bellos en el barrio del Perchel, desde la parroquia del Carmen hasta la capilla de ese puente en el que tantos se santiguan cada día antes de afrontar una nueva jornada de trabajo, pasando por la iglesia en la que Él expiró a última hora del Miércoles, según Málaga.

Tú también te has sentido cerca de la Virgen que descansa en suma Humildad y Paciencia. Te llegó a escocer el dolor de esa cruz que pesaba y que cargabas en silencio, pero en estos meses tan extraños has aprendido a deshacerte de todo aquello que pesa de forma innecesaria y vives con esperanza, cargando esa misma cruz, pero con un semblante más aliviado y calmado. Ves que la luz se aproxima y sabes cuál es el camino.

La Victoria calmó y sació. La Patrona arraigó y empoderó. Santa María acercó a todos los malagueños, presentes o no, en una unión muy especial y simbólica. De Unión también entienden mucho y bien los hermanos de la corporación del Domingo de Ramos, y es que es difícil olvidar ese diálogo cercano con la Señora que volvió a suceder como cada septiembre. ¿Cómo puede el Mayor Dolor de María ser Esperanza? Es más que eso, es refugio, es consuelo, es amor, es Amparo y Misericordia.

Y de repente, en un nuevo amanecer, ese dolor enlutado se reviste con su terno y sus mejores galas para llegar glorioso hasta la Catedral en unas simples andas. Todo por ti, para que la veas al alba, sientas que todo pasó y esa nueva esperanza te embargue al caminar junto a la que es Reina de los Cielos. Ella, desde El Ejido, y rememorando estampas de antaño en las que el cielo de Málaga era su palio perfecto tras la abundante candelería, nos recuerda a su manera que ahí siempre está, como Madre que es. Y es que Málaga sabe que María, en la iglesia de San Juan, es esa fina y delicada clave que permite pasar del dolor a la esperanza.

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