Entre bambalinas

Por los siglos de los siglos

Santísimo Cristo de los Milagros en la veneración 'El Verbo Encarnado' en la Catedral.

Santísimo Cristo de los Milagros en la veneración 'El Verbo Encarnado' en la Catedral. / Domingo Mérida (Málaga)

Cuántos vestidores y camareras habrán plasmado la moda de sus distintas épocas en los atavíos de la Virgen del Rocío. Cuántas historias habrán escuchado desde el otro lado de la reja Jesús Cautivo, Misericordia y la Soledad. De cuántas modificaciones arquitectónicas de la ciudad habrán sido testigos Nuestra Señora de la Piedad y el Santísimo Cristo de los Milagros. Cuántos avatares históricos han tenido que superar el Santísimo Cristo del Amor y su Dolorosa, o María Santísima de los Dolores de Servitas. Cuántas noches de desvelo pasaría Buiza para regalar a Málaga el rostro de la Agonía y del Nazareno de Viñeros a la ciudad. Cuántas marchas habrán sonado tras el Señor de la Puente del Cedrón y la Virgen Reina de los Cielos. Cuántos abrazos se habrán producido frente a aquel Señor que fue Redentor del Mundo.

Quizás las historias más bellas que atesoran nuestros sagrados titulares no estén todas plasmadas en los archivos escritos y gráficos de nuestras corporaciones y se encuentren en el día a día, en las vivencias personales de aquellos que conservan la mirada de la fe. La grandeza de Jesús y María en Málaga supera cualquier medida espaciotemporal.

Pero Ellos no hacen, ni hicieron jamás, distinciones. A sus benditos ojos todos somos iguales. La sociedad está en constante evolución, al igual que el arte. Un arte que toma nuevas inspiraciones para llegar a su mismo punto primigenio, que no es otro que hacer sentir, provocar emociones o evocar lo utópico. Este arte sirve de soporte para alzar a 13 devociones. 13 maneras de acercarnos a lo divino por 13 artistas con visiones diametralmente opuestas pero con un sentimiento común, y es que a ellos también les palpita muy fuerte el corazón cuando están cerca de esas manos de las que penden rosarios centenarios o cuando le rezan al que fue crucificado por Amor.

¿Y si en lugar de fijarnos en las críticas y comentarios externos por incluir la vanguardia en nuestras tradiciones más arraigadas nos enorgullecemos de ello? Este arte moderno es el que ha permitido que, a pesar de todas las vicisitudes, la arrebatadora mirada de la Virgen de la Amargura estuviera en ‘El Verbo Encarnado’ sirviendo de pedestal para sostener la cruz del Cristo de los Milagros. Esta nueva visión quizás sirva para comprender de forma más plástica asuntos tan enigmáticos como la caricia del Redentor al madero o el escalofrío que recorre el cuerpo al contemplar la espalda del Cautivo con la Catedral de fondo.

Cuando toda esa obra visual es el complemento perfecto que engrandece a los que perviven por los siglos de los siglos es porque el concepto funciona. Y en esta veneración-exposición es así. Qué orgullo poder vivir esto, saber que el tiempo pasará, que las formas y el contenido evolucionarán, pero que Ellos permanecerán ahí imperturbables y perfectamente integrados en el sentir actual de la ciudad.

Y sí, Nuestra Señora de los Dolores, fiel guardiana del Puente de los Alemanes habría ofrecido estampas igualmente inolvidables. Pero sus hermanos fueron soberanos, y la quisieron custodiar como siempre y como ellos entienden que debe ser. No cabe otra que el respeto y la comprensión por tal decisión. Al final, esta determinación también formará parte de la historia de nuestras cofradías. Muy pronto será Lunes Santo y su palio de cajón se mecerá para que la Señora contemple los nuevos grafitis que muchos pintaron a sus pies en el cauce del inexistente Guadalmedina.

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