Un nuevo joyero en San Felipe para Patronicio

La calle Parras volvía a reunir a cientos de personas por segunda vez consecutiva en las pocas horas que aún se vivían de la jornada del Domingo de Ramos. Aún con los sentimientos a flor de piel con la primera y única cofradía de la mañana, las palmas daban paso a los ciriales de los nazarenos de la Hermandad de la Salutación, que inundaban de blanco los alrededores de la iglesia de San Felipe Neri.

En la Plazuela del Santísimo Cristo de la Sangre, un gran número de personas se agolpaban a las puertas del templo para contemplar la dificultosa salida del Nazareno de la Salutación y de María Santísima del Patrocinio, debido a la dimensión de los tronos procesionales y a la reducida altura y anchura que presenta la puerta de la iglesia. En cuestión de segundos el murmullo de los presentes daba paso al silencio. Sonaban las campanas desde el interior de San Felipe, las puertas se abrían y un aluvión de aplausos resonaban en la plaza.

Uno. Dos. Y tres toques de campana. La Hermandad de Salutación estaba en la calle, y su titular cristífero era levantado por los portadores que, con una suave mecida, comenzaba a salir desde el interior del templo. El trono pasaba a ser soportado por los brazos de los hombres y mujeres que durante horas iban a portar a la Imagen, mientras que las órdenes de los capataces era lo único que se podía escuchar. "Otro poquito más abajo y nos vamos de frente”. Sonaba el himno nacional interpretado por la Agrupación San Lorenzo Mártir y el Señor iniciaba su caminar hacia el recorrido oficial.

Minutos después hacía lo mismo María Santísima del Patrocinio, que este año estrenaba la finalización de su trono procesional, completamente realizado en orfebrería, y que fue uno de los estrenos más comentados durante la jornada. Su salida fue más complicada, teniendo que arrastrar por completo los varales del trono para, posteriormente, levantarlos en un único movimiento hasta colocarlos sobre los hombros de los portadores y continuar su camino a los sones de la Banda de Música Jesús Nazareno de Almogía.

Los titulares de la corporación, discurrieron con solemnidad por las calles del centro histórico, transitando por la Tribuna Oficial pasadas las 17:00 horas y entrando a hacer Estación de Penitencia en la Catedral cerca de dos horas después. Ya en su itinerario de vuelta, la hermandad decidió suprimir el entorno Casapalma, para discurrir por Plaza del Teatro, Carretería y Dos Aceras en busca de su encierro.