Semana Santa

Olas de devoción a la Virgen del Carmen en Huelin

Huelin: olas de devoción a la Virgen del Carmen

Huelin: olas de devoción a la Virgen del Carmen / Ana Jiménez

Con el sol situado tras el campanario de la iglesia de San Patricio de Huelin y el reloj marcando las 18:00, las puertas de la parroquia se abrieron ante una multitud que esperaba, a pesar del calor, la salida de la Virgen del Carmen de esta barriada. Cuando la imagen tan sólo había dado unos pocos pasos, una lluvia de pétalos cayó ante la Reina de los Mares, que se precipitada a comenzar su recorrido por las calles que cada año le procesan devoción y fe. Esta ha sido la única Virgen del Carmen que ha salido durante la jornada del domingo, ya que la del Perchel se movió al sábado por las elecciones, que a pocos metros seguían celebrándose en el colegio obispo San Patricio, con votantes que ejercían su derecho al son de la Salve Marinera, tocada por la banda de Mena.

Las camisas blancas de los marengos que acompañaban a la imagen llevaban bordados a la altura del corazón el rostro de la Virgen y el Niño junto con el nombre de la hermandad. Algunos, además, llevaban rosarios colgados del fajín rojo, lo que creaba en conjunto un mosaico de religiosidad que cobraba vida y sentido en la barriada, que había decorado cada acera con banderines en tonos blancos y marrones en honor a la Virgen del Carmen.

A las pocas horas de su salida, el olor a incienso se mezclaba con el olor del mar, levantado por la leve brisa que mecía el escapulario de la Virgen del Carmen, pero que no conseguía que los devotos bajarán los abanicos. Las voces gritaban piropos al paso de la Reina de los Mares, que llegaba al paseo marítimo a las, comenzando su tradicional embarque.

Entre vítores, aplausos y cohetes, la barca decorada con flores comenzaba su trayecto en el mar con los marengos metidos en la orilla despidiendo a su patrona. Cuando la noche se hizo dueña de Huelin, las luces de la pequeña feria montada en la barriada iluminaron el rostro de la Virgen, que volvía a pisar tierra para dirigirse de nuevo a San Patricio arropada por las estrellas y todos sus devotos, que siguieron sus pasos hasta el final de la jornada.

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