Semana Santa

Reminiscencias cofrades fusionadas

  • María Santísima de Lágrimas y Favores recorrió este domingo las principales calles del centro en Rosario de la Aurora

María Santísima de Lágrimas y Favores en calle Larios.

María Santísima de Lágrimas y Favores en calle Larios. / José Miguel Ramírez (Málaga)

Las puertas de la iglesia de San Juan volvieron a abrirse este domingo para que emanara la luz de los cirios. Tras las filas de hermanos, María Santísima de Lágrimas y Favores pisó suelo malacitano a las 7:12 de la mañana. La Virgen, ataviada con una saya roja bordada y un manto azul se alzó sobre unas sencillas andas de cuatro varales.

Rosario de la Aurora de la Virgen de Lágrimas y Favores. Rosario de la Aurora de la Virgen de Lágrimas y Favores.

Rosario de la Aurora de la Virgen de Lágrimas y Favores. / José Miguel Ramírez (Málaga)

Un numeroso cortejo de más de 100 personas acompañaron a su sagrada titular en un Rosario de la Aurora que bien pareciese rememorar un Domingo de Ramos de hace ya algunos años. En su discurrir por las calles San Juan, Plaza de Félix Sáenz y Puerta del Mar, la comitiva contaba con el acompañamiento de varios cofrades que marchaban junto a la Virgen. Aunque al llegar a las calles Martínez y Larios la afluencia de devotos que se acercaban a ver a la sagrada titular de las Reales Cofradías Fusionadas era cada vez mayor.

La claridad ya apareció con rotundidad a la llegada de la Virgen a la principal arteria de la ciudad. Los turistas sacaron los móviles y los fotógrafos se afanaron en capturar al Marqués de Larios como principal testigo del paso de María Santísima de Lágrimas y Favores por la ilustre calle.

María Santísima de Lágrimas y Favores en calle Larios. María Santísima de Lágrimas y Favores en calle Larios.

María Santísima de Lágrimas y Favores en calle Larios. / José Miguel Ramírez (Málaga)

Un tambor ronco acompasó los pasos de los portadores de las andas. Cerraba el cortejo una representación escolta de la Banda de Cornetas y Tambores de las Reales Cofradías Fusionadas, representaciones eclesiásticas y la promesa.

Tras pasar por la Plaza de la Constitución, Especerías y Cisneros, el Rosario de la Aurora recorrió sus últimos metros antes de llegar de nuevo a su sede canónica. Volvió la cera derramada en la suelo, volvió el olor a incienso avainillado, volvieron las espirales de flores rosas y blancas a exornar sus andas, y la Virgen de Lágrimas y Favores volvió a procesionar al alba, tras modificar su habitual rosario vespertino a primera hora de la mañana para evitar las aglomeraciones.

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