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En juego, una final y algo más

  • La imagen de Zaragoza y las bajas traen cierta inquietud para la cita de mañana a una afición que recrudece el debate en torno a Jiménez · Aun así, 1.200 sevillistas estarán en Getafe

"Puedo garantizaros que la historia del miércoles será distinta". Así de convencido se mostró Manuel Jiménez al término del encuentro en el estadio de La Romareda, poco después de reconocer que ante el Zaragoza su equipo no había jugado a nada. Así, mañana se debe ver otra versión del Sevilla, que para ello el arahalense les dio descanso a algunas de sus piezas más importantes. Entre otras cosas porque hay una final en juego y la renta obtenida debería ser suficiente... si el equipo no hubiese vuelto a mostrar su incapacidad para mandar en un partido como ocurrió el domingo. Lo que era optimismo tras el 2-0 logrado el miércoles pasado ha derivado en cierta inquietud, por la imagen del domingo y también por las bajas que arrastra el Sevilla.

El primero que es consciente de que mañana hay algo más que una final en juego es el propio Jiménez. Lo que fueron halagos generalizados por la decisión táctica de cambiar a Negredo por Romaric en la ida de las semifinales se ha transformado en un recrudecimiento de las críticas por parte de ese sector de la afición que no termina de comulgar con el técnico de Arahal. Muchos no han entendido que, jugándose lo que se juega el Sevilla en Getafe, nada menos que una final de Copa, refrescase a varias piezas importantes que vienen arrastrando una gran carga de esfuerzos. Porque lo cierto es que, mientras unos no están al cien por cien aún, otros no han podido tener un resquicio entre tantos partidos de alto nivel. Como también es cierto que, entre tanto, el Sevilla se ha descolgado ostensiblemente de los puestos altos de la Liga. Con todo, el tercer puesto sigue a seis puntos.

De los jugadores que están entre algodones hay tres que deberían tener un sitio fijo en los esquemas del entrenador sevillista para rematar el pase a la final: Romaric, Dragutinovic y Kanoute. Quizás lo que más preocupa al técnico es la situación del serbio, porque la defensa, sin Squillaci, Konko ni Stankevicius, está cogida entre alfileres y los que están sanos acumulan una sustancial carga.

Pero, con el debate recrudecido, nadie se acordará de los ausentes si el Sevilla no hace bueno el resultado de la ida y vuelve a sufrir otra frustración como la de San Mamés, que dejaría muy tocado a Jiménez.

Mientras en Nervión el optimismo ha derivado en inquietud, en Getafe se enardecen recordando la remontada que protagonizaron en las semifinales de la Copa de hace tres años frente al Barcelona, que cayó allí por 4-0 tras el 5-2 de la ida. Por ello, Míchel les puso el vídeo de aquel partido a los suyos.

El fútbol tiene estos pendulazos y también es lógico que el Getafe haya ido recobrando la energía conforme han ido pasando los días desde el partido de ida, al tiempo que la imagen de Zaragoza ha creado cierta incertidumbre entre el sevillismo. Aun así, la afición se volcará con el equipo y aparcará todo tipo de disquisiciones ajenas a lo que hay en juego. De hecho, está previsto que unos 1.200 sevillistas se desplacen a Getafe, según estima Ramón Somalo, presidente de la Federación de Peñas. Estarán presentes las tres de Madrid, la de Guadalajara y la de Quintanar de la Orden (Toledo) y en Sevilla se han vendido más de 800 entradas entre abonados y peñistas. El premio merece el esfuerzo colectivo.

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