Gestación subrogada

España prohíbe la publicidad de los vientres de alquiler

Una embarazada elige ropa para el bebé.

Una embarazada elige ropa para el bebé. / M. G.

Si se buscan en internet las palabras "Gestación subrogada España", los primeros resultados que aparecen son anuncios de agencias de intermediación y de bufetes de abogados especialistas en buscar vientres de alquiler en el extranjero. Con la aprobación de la reforma de la ley del aborto dejará de ser así.

Queda prohibida toda publicidad que fomente esta práctica, ya ilegal en España y considerada una forma de violencia contra las mujeres, y se realizarán campañas informativas para evitarla.

Así lo recogen los artículos 32 y 33 de la reforma de la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, aprobada definitivamente el jueves en el Congreso con el objetivo fundamental de blindar el aborto en la sanidad pública y eliminar el permiso paterno para las menores de 16 y 17 años.

Para Miguel González Erichsen, abogado del bufete especializado Universal Surrogacy, "es un ejemplo más de lo mucho que se habla sobre la gestación subrogada y lo poco que se conoce sobre ella".

En conversación con Efe, explica que, a su juicio, se ha promovido "una gran y generalizada incultura" entre "los sectores más radicales, que han confundido lo que es realmente la gestación subrogada, simplificándola hasta un extremo insultante".

Sin embargo, este nuevo paso en la persecución de los vientres de alquiler va en la línea de lo dictado por la Justicia española: el Tribunal Supremo ha sentenciado en dos ocasiones, en 2013 y 2022, que esta práctica vulnera los derechos fundamentales de la mujer gestante y del niño gestado.

Desde 2006 es nulo cualquier contrato por el cual una mujer se preste a gestar a un hijo para luego, con o sin precio, renunciar a la filiación materna y entregarlo al contratante o a un tercero. Por el contrario, la filiación de los hijos viene determinada por el parto.

La gestación subrogada es legal, sin embargo, en otros países y González considera que la "labor de asesoramiento e información" de Universal Surrogacy y otras agencias y bufetes "seguirá fluyendo, pero lo hará de forma más complicada".

"España es uno de los países que está a la cola en el índice de natalidad, el drama de la infertilidad es cada vez más apabullante y más evidente en nuestro país (...). Por más que se le quieran poner límites a esto, la necesidad está ahí", asegura.

Si se quiere evitar este tipo de prácticas, opina, convendría mejorar y simplificar los procesos de adopción.

No en vano, la rapidez es la principal baza que juegan las agencias de intermediación.

En apenas unos minutos, tras intercambiar tan solo un par de mensajes con un asesor en línea, cualquier persona puede recibir en su bandeja de entrada información detallada sobre el programa más adaptado a sus solicitudes, que se llevará a cabo en uno de los países, desarrollados o no, en los que esos contratos son legales.

Por ejemplo, para una madre soltera que no puede aportar sus óvulos se recomienda el paquete Donación completa con servicios de gestación subrogada en Chipre con tres intentos de transferencia de embriones por 52.950 euros.

Suelen pasar entre once y doce meses desde el inicio del programa hasta el nacimiento del bebé, si la madre subrogada queda embarazada en el primer intento. Como no hay "lista de espera de madres sustitutas", se puede comenzar ya mismo el proceso, celebra por chat la asesora de una de estas empresas.

Edad, altura, peso, color de ojos y de pelo, nivel de estudios, estado civil y hasta grupo sanguíneo son las características de la donante de óvulos que se pueden elegir en sólo unos cuantos clics.

La disponibilidad de las agencias de intermediación es total hacia los potenciales clientes, pero en su mayoría cuelgan el teléfono a los medios de comunicación. "Nos tratan muy mal. Tergiversan nuestras palabras", alega una de las personas que se ha negado a hablar con Efe.

Frente a este silencio generalizado, Pablo Bilbao, portavoz de la Asociación de familias de Vizcaya por la gestación subrogada, se afana en explicar su posición y su experiencia personal.

Junto a su pareja, es padre de dos niños nacidos por esta vía en Estados Unidos, y defiende a capa y espada lo que considera una forma más de reproducción asistida.

Describe con naturalidad el proceso, mediante el que se busca que ambas partes estén "en la misma onda" respecto a determinados supuestos durante el embarazo. Como si de una aplicación de citas se tratara, compara Bilbao.

Y resta importancia a la prohibición de la publicidad de agencias intermediarias, pues "la mayoría de las familias" no han recurrido a ellas "para acceder a un proceso de gestación por sustitución en países donde está regulado para extranjeros".

Su mayor inquietud es que se considere publicidad que personas como él hablen de sus casos en los medios: "Nos preocupa y nos recuerda mucho a la prohibición de la propaganda homosexual de la Rusia de Putin".

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