Sociedad

'Via Crucis', un nuevo libro que denuncia los obstáculos que afronta el Papa a sus reformas

  • Gianluigi Nuzzi, que ya firmó otro título con documentos robados a Benedicto XVI, publica ahora datos sobre las entrañas de la economía del Vaticano.

El Papa Francisco se enfrenta a enormes obstáculos en el Vaticano para aplicar sus reformas, consideró en Roma Gianluigi Nuzzi, autor de Via Crucis, uno de los libros con documentos secretos por cuya filtración la Santa Sede detuvo a dos personas. Nuzzi, que se presentó en un gran hotel romano en medio de numerosos fotógrafos y cámaras y ante un centenar de periodistas de medios de comunicación de todo el mundo, aseguró que su libro "no es en contra ni a favor de nadie".

El autor subrayó que en su libro sólo hay "una lista de hechos" que prueban que en el Vaticano existe "una mentalidad" que se opone a los cambios con "obstáculos" y "venenos", al tiempo que opinó que "todo esto ha frenado las reformas de Francisco". Defendió además la publicación de documentos reservados porque "qué periodista no lo habría hecho". El libro contiene denuncias de la gestión económica del Vaticano, pero el revuelo mediático aumentó, sin duda, tras la detención del sacerdote español Lucio Vallejo Balda, aún bajo arresto, y la italiana Francesca Chaouqui por parte de las autoridades vaticanas bajo la acusación de sustracción y divulgación de material reservado.

El periodista, cuyo libro Su Santidad ya desencadenó la detención y condena por el mismo delito de filtración de documentos del mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabrielli, aseguró que "hablar de cuervos" (como se denomina a quienes han filtrado documentos vaticanos) y arrestar a personas por la publicación del libro es "un intento de distraer la atención". Aseguró, en alusión al sacerdote español detenido, que resulta "fácil y banal" que se diga que hay quien quiere "hacer escándalo porque no ha recibido un nombramiento", en referencia a un alto cargo al que aspiraba Vallejo Balda y que no recibió. Nuzzi dijo que Gabrielli, su fuente en Su Santidad y que desencadenó el escándalo conocido como Vatileaks, insiste todavía en que, aunque ha perdido ese caso, quiso hacer lo que hizo y que está contento por ello.

El autor publica en el libro varios documentos, como la carta de uno de los auditores a los que Francisco encargó analizar las finanzas vaticanas y en la que se afirma que "hay una total ausencia de transparencia en los balances de la Santa Sede". En el libro de Nuzzi aparecen también las transcripciones de grabaciones que una de sus fuentes le hizo llegar con conversaciones privadas entre el Papa y algunos cardenales.

"Los gastos de la Curia están fuera de control", advierte el Papa, que explica cómo hay que tener más cuidado con los movimientos que se hacen porque ha sabido que "se han perdido 10 millones en una una inversión equivocada en Suiza". En la grabación Jorge Bergoglio revela que cuando era arzobispo de Buenos Aires descubrió que el ecónomo del arzobispado "había invertido en una sociedad que fabricaba armas".

El libro de Nuzzi documenta además que el dinero que recoge el Óbolo de San Pedro, la institución que gestiona las donaciones al Papa para la beneficencia, va casi en su totalidad "a tapar los números en rojo de la Curia". El libro cuenta de la existencia de alquileres de inmuebles prácticamente a precios regalados o simbólicos y de cómo cardenales y miembros de la Curia viven en apartamentos de lujo que superan los 200 metros cuadrados, "mientras Francisco vive en una habitación de 50", añade Nuzzi.

La atmósfera de "guerra intestina" que se vive en el Vaticano, según Nuzzi, queda reflejada con la publicación de fotos, inéditas, de una caja fuerte desvalijada. Los documentos que había en su interior fueron devueltos anónimamente en abril de 2014 junto a algunas cartas de uno de los llamados banqueros de Dios y que protagonizaron uno de los mayores escándalos financieros de la Santa Sede, el siciliano Michele Sindona, vinculado con Cosa Nostra (mafia siciliana) y que murió envenenado en la cárcel en 1986. "Las cartas de Sindona (son) un claro gesto de intimidación", aseguró Nuzzi.

Dos libros sacan a la luz documentos secretos

Además de Via Crucis, esta semana también se publica Avaricia, de Emiliano Fittipaldi. Ambos revelan irregularidades en las finanzas de la Santa Sede y la persistencia de privilegios, al tiempo que confirman la intención reformadora del Papa. Los dos títulos han estado envueltas en la polémica ya que recogen documentos reservados y el portavoz vaticano, Federico Lombardi, aseguró que derivan de "una actividad ilícita que se persigue penalmente", además de añadir que las reformas emprendidas ya han hecho que se superen las tensiones descritas.

El libro de Nuzzi relata el Via Crucis que atraviesa el proceso reformista impulsado por el pontífice argentino y presenta documentos inéditos y grabaciones transcritas que retratan una "auténtica guerra" en los inicios de su ministerio. Estas tensiones se enmarcan en un Vaticano con graves problemas económicos, como un agujero negro en su Sistema de Pensiones que en febrero de 2014 presentaba un déficit de entre 700 y 800 millones de euros.

El libro analiza el destino del dinero que los fieles de todo el mundo ofrecen en forma de donación al Óbolo de San Pedro. El investigador mantiene que "se dice que el dinero procede de los fieles pero no se revela cómo se gasta" y presenta un documento que apunta a que, en 2012, 14,1 millones de euros fueron a parar a obras caritativas y 28,9 millones para gastos de la Curia. Nuzzi indica que las donaciones "no acaban en manos de los más pobres sino que sirven para colmar los agujeros generados por algunos cardenales". Subraya el elevado tren de vida que llevan numerosos purpurados, con descuentos en tabaco y gasolina, además de que viven en lujosos y espaciosos apartamentos que solo pagan -a un precio asequible- una vez que dejan de prestar sus servicios en la Iglesia.

Por otro lado, el libro de Fittipaldi describe el patrimonio inmobiliario vaticano tanto en Roma como en el resto de Italia, en Suiza, Reino Unido y Francia, en direcciones prestigiosas como la parisina Avenida de los Campos Elíseos o la londinense New Bond Street. Recuerda que el Vaticano dice que tiene unas cinco mil propiedades solo en la capital italiana por un valor de unos 4.000 millones de euros, pero en el libro se asegura que en la Santa Sede se sabe que pueden ser muchas más, y se da detalle de políticos italianos que pagan alquileres muy por debajo del precio del mercado. Fittipaldi habla también de los más de 30 millones de euros que el Vaticano tiene en lingotes de oro o de otros 33 millones, también en oro, que el Instituto de Obras de Religión (IOR, el banco vaticano) tiene en la Reserva Federal estadounidense pero destaca lo poco que del Óbolo de San Pedro llega a los necesitados.

Describe con detalle las aportaciones hechas a la Congregación de las Causas de los Santos, por parte de quienes pretenden que el Papa beatifique o canonice a personas por su vida ejemplar para otros fieles. Cita el caso de los más de 482.000 euros de la cuenta en el IOR por la canonización de la española Francisca Ana de los Dolores y ofrece datos sobre las aportaciones de diócesis de diferentes países para tramitar ante la Santa Sede las causas de beatos y santos. En esa publicación también se da a entender que la rapidez de los procesos de canonización tiene mucha relación con la cantidad de dinero aportada y se constata que las diócesis más ricas son las que más pagan para obtener reconocimiento de sus beatos y santos.

Ante este complejo panorama, el Papa aparece como una figura dispuesta a poner orden en los dispendios de una Curia que ve sus reformas con cierto recelo y, para ello, Nuzzi destaca la apuesta que el papa ha hecho por los laicos, cuya presencia es actualmente pujante. Sin embargo, también ha sufrido decepciones por parte de sus colaboradores y Fittipaldi en su libro alude al responsable de la Secretaría para la Economía, George Pell, del que describe sus elevados gastos de instalación en el Vaticano.

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