Sin afectividad no puede haber efectividad en la asistencia
pacientes
Los Premios Albert Jovell reivindican la humanización de la práctica médica
Madrid/La medicina avanza hacia una mayor efectividad, gracias en gran parte a las nuevas tecnologías, pero el peligro es que, en ese camino, se pierda la afectividad que debe caracterizar el humanismo médico. Esta es una cuestión que no pasa desapercibida para los profesionales, que ya hablan del modelo AE-fectivo, aplicado a la tecnología sanitaria.
Este concepto surge dentro del Foro Premios Albert Jovell, una iniciativa conjunta de Janssen y Cátedras en Red, que acaba de celebrar su IV Edición, siguiendo precisamente una de las frases más conocidas del fallecido doctor y abanderado de los derechos de los pacientes: "A la vez que se está produciendo un progreso científico y tecnológico sin precedentes, no debería olvidarse la importancia del humanismo asociado a la práctica de la medicina".
Durante este acto, además de premiar a 19 proyectos innovadores centrados en el paciente, diversos expertos debatieron sobre la importancia de dibujar un futuro en el que las nuevas tecnologías sean una suma a la relación médico paciente. Algo que según afirmaban algunos pacientes a los que se había entrevistado para esta ocasión, parece posible. Así, recordaban como las nuevas tecnologías permitían un contacto más directo con su especialista, para incluso preguntar sus dudas vías Whatsapp, o como el tener más alternativas terapéuticas suponía no solo una mayor confianza en la Sanidad, sino sobre todo una mayor esperanza.
Todo ello pasa por no olvidar que no se trata a enfermos, sino a personas con enfermedades, y también con emociones. En este sentido, la frase de una paciente "gestionar bien las emociones puede ayudar o arruinar un tratamiento", era también defendida por Enric Benito, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud. El experto insistía en que falta formación en los profesionales en la gestión de estas emociones, "priorizamos la enfermedad y la parte biológica, pero muchas veces los médicos no tenemos en cuenta el proceso emocional que se produce en torno a la enfermedad". Así, recordaba que hay evidencia científica sobre la influencia de estas emociones y es que "ninguna tecnología puede sustituir el acompañamiento de una familia o la ternura de un buen equipo sanitario".
Respecto a cómo se puede llevar a la práctica el modelo de AE-fectivo, diversos expertos explicaban como en su trabajo, relacionado con las nuevas tecnologías, consiguen converger estos conceptos.
Natacha Bolaños, especialista en rehabilitación oncológica y parte de Harmony-Big Data IMI Project aportaba que, de hecho, el big data pretende ser no solo un conjunto de datos, sino también una forma de ofrecer mayor información de los pacientes, para realizar una atención más integrada. Por su parte, Pedro Soriano, de la Escuela Madrileña de Salud insistía en que es importante escuchar "los proyectos de los propios pacientes" que pueden aportar valor y ayudar a mejorar el modelo, ya que tienen una visión más cercana de la enfermedad y necesidades que van variando, pese a lo que a veces puedan prejuzgar los profesionales.
Asimismo, Elena García, doctora en ingeniería robótica exponía y fundadora de Marsi Bionics S.L., exponía cómo en su proyecto de exoesqueletos para niños exponía una parte técnica, pero también una parte emocional.
En su opinión, "la robótica aplicada a la salud puede ayudar a restaurar las capacidades físicas que se han perdido", aportaba García, pero la motivación la ha de poner el niño para que la tecnología funcione. Desde su experiencia, es precisamente la emoción que ponen los niños en el proceso, lo que les lleva a esforzarse más, y conseguir que su mejoría sea más rápida, más allá de las capacidades de la propia herramienta.
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