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En los últimos años ha habido un repunte de violencia en las aulas tanto de primaria como de secundaria que está alarmando a las instituciones y a los centros educativos y a sus docentes.
La violencia escolar se refiere a la conducta agresiva, destructiva o dañina que ocurre en las escuelas o alrededor de ellas. Esta violencia puede incluir una amplia variedad de comportamientos, como puede ser el acoso escolar, la violencia física, el uso de armas en la escuela, el vandalismo o el bullying y puedentener efectos negativos graves en la salud física y emocional de los estudiantes e interferir en su capacidad para aprender y tener éxito en la escuela y en las etapas educativas posteriores.
Según un estudio elaborado por el Sindicato CSIF sobre la situación de los profesores y profesoras de Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria en centros públicos, el 91% de estos docentes en España denuncia que existen problemas de convivencia en las aulas en las que imparten sus clases.
El 72% del total de profesores reconoce, además, haber sufrido agresiones verbales, físicas o amenazas por parte de su alumnado. En el caso de las familias que amenazan a los docentes, el 39% asegura haber sido víctima de las mismas.
Este estudio también revela que 6 de cada 10 profesores ha presenciado peleas entre sus alumnos, un dato que ha resultado alarmante y que ha sufrido un incremento en los últimos años.
Al dividir los datos por etapas, la situación de violencia en las aulas empeora en la Secundaria respecto a la Primaria. De esta manera, en la ESO, 8 de cada 10 profesores aseguran haber sido agredidos por sus alumnos o por familiares de éstos. En la Educación Primaria también sucede, pero las cifras se reducen a 5 de cada 10 profesores.
Los docentes entrevistaron han apuntalado a los móviles como uno de los desencadenantes de estos conflictos ya que en muchas ocasiones son grabados y compartidos a través de las redes sociales.
Entre las múltiples consecuencias que se desencadenan a raíz de situaciones violentas en los espacios educativos se encuentran los problemas de tipo emocional, el deterioro en el rendimiento académico e incluso el abandono escolar.
Además de esto también hay otras consecuencias más sutiles pero igual de graves como puede ser la creación de un ambiente negativo para el resto de compañeros y compañeras, dificultad en las relaciones interpersonales o impacto en toda la comunidad escolar.
Es por ello por lo que en los centros educativos deben implementarse programas de actuación y prevención contra estos casos, supervisión y acompañamiento de profesionales de la salud mental al alumnado y trabajar de la mano de las familias para que, una vez que los estudiantes abandonen las aulas, puedan seguir teniendo un clima alejado de la violencia en sus casas.
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