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Saúl tenía 24 años y llevaba dos trabajando fuera de España. El pasado 16 de octubre decidió regresar a su casa, en Gijón, a pasar una temporada pero solo seis días después murió. Su cuerpo lo encontraron en el descansillo de un portal en la ciudad, a las puertas de un piso empleado por varias trabajadoras sexuales.
La autopsia fija la hora de la muerte a las 17:19 horas del 22 de octubre. Sin embargo las chicas que estuvieron con Saúl ese día no llamaron a emergencias hasta una hora después y no lo hicieron con su teléfono móvil sino con otro celular que le pidieron a una señora que estaba en una lavandería que hay justo enfrente del edificio.
Según el examen forense el joven había consumido drogas y todo apunta a que serían las mujeres quienes arrastraron su cuerpo, sin vida, desde dentro de la vivienda hasta el portal del edificio. Aun así el atestado policial se cerró el 27 de octubre al entender que Saúl habría muerto por una sobredosis.
Sería la madre del chico la que comenzaría a investigar el caso porque le pareció extraño. Fue entonces cuando averiguó que desde el teléfono de su hijo se hicieron seis transferencias desde las 16:00 horas a favor de las trabajadoras sexuales, lo que supuso un total de 3.515 euros. Uno de los traspasos de dinero se realizó a las 17:34, cuando según la autopsia el joven ya habría fallecido. De haber sido así, esto habría sido posible gracias a la opción de reconocimiento facial para realizar este tipo de operaciones.
María del Carmen, la madre de Saúl, entrevistada en el programa Vamos a Ver, de Telecinco, ha explicado que para ella está siendo muy duro intentar que se siga investigando la muerte de su hijo. Ha contado que la Policía ni siquiera consideró la opción de mirar el móvil de Saúl y que, tras el entierro, tuvo que encargarse ella misma de investigar qué había pasado.
Consiguió las claves hablando con la compañía telefónica y de esa manera averiguó que se habían realizado operaciones bancarias desde la cuenta de la víctima cuando él ya estaba, en teoría, muerto. La madre sospecha que las mujeres pudieron suministrarle alguna droga incapacitante, más conocidas como sustancias de sumisión química, para poderle robar. La sospecha de María del Carmen es que lo drogaron para poderle sustraer dinero y “se les fue de las manos”.
Las dos mujeres que están siendo investigadas por los hechos contaron a la señora que estaba en la lavandería y que les prestó el móvil para llamar a emergencias que se habían encontrado con Saúl en el edificio cuando iban a entrar. A la Policía le confesaron que, en realidad, el chico habría muerto en el interior de la vivienda.
En la declaración de una de ellas, ya que la otra se negó a hablar), explicó a los agentes que esa tarde oyó gritos que procedían de la habitación de su compañera y que cuando se acercó para ver qué sucedía, vio a la mujer tratando de auxiliar a Saúl, con quien había estado manteniendo relaciones sexuales. “Parecía que estaba desmayado”, argumentó. Según su versión pretendían llevarlo al hospital pero como pesaba demasiado, decidieron “dejarlo recostado en el descansillo y bajar a pedir ayuda”.
Las dos mujeres están siendo ahora investigadas por un delito de omisión de socorro y otro de estafa. El piso en el que trabajaban se encuentra actualmente cerrado y no hay nadie en su interior.
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