El cónclave suma tres votaciones fallidas
Cuando en torno a las diez de la mañana no había ya fumata blanca, todo indicaba que la segunda votación desde que comenzó el cónclave también había sido fallida como la de la noche anterior.
Última hora sobre el cónclave para la elección del nuevo Papa
Nueva fumata negra a las 11:51 horas. El acuerdo se hace esperar. Permanece la sede vacante. El público de la plaza creyó ver el color blanco al principio, pero pronto se desalentó. Hubo algunos aplausos, reconocimiento a la labor de los cardenales.
Cuando en torno a las diez de la mañana no había ya fumata blanca, todo indicaba que la segunda votación desde que comenzó el cónclave también había sido fallida como la de la noche anterior. Había que esperar a la tercera alrededor de las doce, la hora del Ángelus. O del brunch. Pero tampoco hubo acuerdo. Tres votaciones sin éxito, dos fumatas negras.
Hasta ahora todo entra dentro de lo previsible. El cónclave tiene que seguir trabajando para conseguir la mayoría cualificada de dos tercios (89 votos de 133 electores). La división de pareceres es tan lógica como esperable. Benedicto XVI salió a la cuarta votación y Francisco a la quinta. Los señores cardenales se marchan a almorzar en la blindada Casa de Santa Marta. Por la tarde votarán de nuevo un máximo de dos veces.
Ganan peso las teorías sobre la tardanza en la primera fumata negra, que vimos a las 21:00 horas del miércoles, cuando en la anterior apertura del cónclave, la de 2013, fue a las 19:42. Se da por hecho que se alargó la reflexión inicial más de la cuenta. Otra explicación no puede justificar las casi tres horas de encierro para votar una sola vez.
Mientras los cardenales se afanan en la búsqueda de Papa, el Vaticano continúa con la Basílica de San Pedro y los museos abiertos (salvo la Sixtina, lógicamente) y las tiendas a tope de público: la parafarmacia, la oficina postal, la venta de recuerdos, etcétera. Las peregrinaciones continúan como si nada ocurriera en la Sixtina. Las colas del servicio son interminables en el de señoras. Los voluntarios cazan a los señores para que no se pongan esa cola y accedan directamente porque en el de ellos no hay que esperar, pero es que en el Vaticano nadie explica nada y, cuando lo hacen, es a voces. "Prego!" "Avanti!".
La Policía no riñe hoy a quienes se sientan en la plaza a la espera de la fumata. Son días especiales. Basta intentar una conexión a Internet para comprobar las nacionalidades de los congregados en San Pedro: una lista interminable en todos los idiomas. La espera se ha aliviado con charlas, el rezo del Rosario, la lectura, videollamadas... Las banderas genera un efecto multicolor entre el público: Argentina, Ecuador, Colombia, Canadá, España, Brasil... Se ve gente con ropa ligera y gente abrigada en exceso. Sacerdotes de riguroso clériman y varones tatuados de estética patibularia. Paraguas para el sol, pieles blanquecinas puestas al Lorenzo suave de la primavera romana, jóvenes de faldas anchas y hasta los tobillos, mochileros, tipos en camisetas de equipos de fútbol, religiosos con hábitos franciscanos... Los escasos trajes con corbata suelen ser de presentadores de televisión. Dicen que el cónclave es plural. La pluralidad está sim duda en la plaza, a pie de firme de adoquines, en una bulla tranquila. Donde mejor se está siempre.
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