Las autoridades de Filipinas elevaron ayer a cerca de 350 los muertos causados por el tifón Bopha, mientras aparecen más cadáveres entre los escombros a causa del temporal que con fuertes vientos y copiosas lluvias afecta el país desde hace tres días.

El director ejecutivo del Consejo Nacional para la Prevención y Respuesta de Desastres, Benito Ramos, advirtió que esperan que el número de víctimas mortales final "suba porque todavía hay muchos desaparecidos". Los equipos de rescate tienen registradas 380 personas en paradero desconocido en el sur y el centro, las regiones afectadas por Bopha. Ramos indicó que la prioridad es localizar a los desaparecidos y proporcionar un techo a quienes que lo perdieron todo.

El número de personas damnificadas asciende a cinco millones en 26 provincias del país, de las que 348.392 se encontraban en 541 centros de acogida, según los datos del Consejo Nacional para la Prevención y Respuesta de Desastres, la agencia oficial encargada de coordinar los esfuerzos.

La Cruz Roja de Filipinas hizo un llamamiento para recabar fondos para asistir a los afectados.

Los supervivientes en la provincia del Valle de Compostela, en el noreste de Mindanao y una de las más afectadas, se lamentaron ante los medios de la inusitada cantidad de agua que bajó de las montañas y anegó sus casas entre la noche del lunes y el martes por la mañana, cuando Bopha tocó tierra.

La población de Nuevo Bataan, en el Valle de Compostela, se ha convertido en una especie de "zona cero" de esta catástrofe por la cantidad de personas que han muerto allí (86), la magnitud del daño sufrido y la capa de lodo de varios centímetros que cubre la localidad.