Opinión

Difundir contribuciones positivas, otro factor clave para el sostenimiento del agro

  • nuestro deber seguir potenciando esta transmisión de las contribuciones de la horticultura almeriense

Imagen del campo almeriense.

Imagen del campo almeriense.

La creciente competencia internacional, unida a la actual crisis energética y encarecimiento general de insumos, llena cada vez más de incertidumbre al sector hortofrutícola. Además, en los últimos tiempos estamos en un contexto de mucha sensibilidad social en lo referencia a los temas medioambientales (descarbonización, promoción de la economía circular, etc.), temas de salubridad y otras cuestiones que vienen condicionando lo política y socialmente correcto. Por ello, transmitir numerosas bondades y aportaciones que puede hacer este sector de la agricultura almeriense en muchos de estos temas, más allá del punto de vista profesional y llegar a un espectro amplio de los consumidores y de la ciudadanía, pienso que es cada vez más esencial para el sostenimiento y viabilidad socio-económica de esta actividad.

Y es que esta horticultura de invernadero ha estado desde su origen en el punto de mira por ser diferente a otros modelos agrarios. Probablemente, al margen de los aspectos puramente técnico-agronómicos, para el ciudadano foráneo y, muchas veces, también al autóctono, hay dos aspectos que sorprenden:

  • Esa concentración de explotaciones bajo cubierta de determinadas zonas costeras de la provincia, que no se parece a la típica imagen de cultivos herbáceos o arbóreos al aire libre que se dejan ver a simple vista y no desentonan, supuestamente, con el paisaje del entorno.
  • El éxito económico y comercial, superando no sólo a los sistemas agrarios tradicionales sino también a otras actividades del sector secundario y terciario supuestamente más rentables; y esto conseguido a través de explotaciones relativamente pequeñas y con escasos o nulos apoyos de programas públicos.

Estas dos características, aunque simples desde cierta perspectiva, le dan una singularidad al sector hortofrutícola almeriense frente otros sistemas agrarios nacionales e internacionales. Lo malo es que ser diferente en este caso ha implicado también ser “raro”, generando suspicacias y ciertas aversiones sociales. Todo ello ha venido derivando en que sea un sector siempre en el “punto de mira” como ejemplo de los males de nuestro tiempo.

Es un sector siempre en el ‘punto de mira’ como ejemplo de los males de nuestro tiempo. Sin embargo, es lo contrario y es ahí donde fallamos al comunicar

Sin embargo, es justamente lo contrario y es en lo que generalmente fallamos al comunicar. Pese a ello, seguimos trabajando, como se hizo hace casi un año en la Cumbre de los Sistemas Agroalimentarios de la ONU y el congreso que con este motivo organizó la universidad y la sociedad almeriense.

En la precumbre y foros de discusión predecesores a este Congreso una de las cuestiones planteadas a expertos, precisamente era la existencia de sistemas de éxito que sirvieran de referencia, ante la dificultad de encontrar modelos que pudiesen tener componentes que permitan afrontar los distintos desafíos.

De este modo, en nuestro congreso local se mostraron aspectos como:

  • Es un sistema agrícola que proporciona el acceso de productos de alto valor nutricional y obtenidos con métodos que garantizan la seguridad en los alimentos, los cuales son consumidos por cientos de millones de personas.
  • Permite que el consumo de frutas y hortalizas, una de las bases de las dietas saludables, llegue a amplios ámbitos de la sociedad de nuestro entorno continental y mundial.
  • Utiliza sistemas de producción respetuosos con el medio ambiente, contribuyendo con externalidades positivas, ya que se trata de un verdadero sumidero para la absorción de CO2, cuida al máximo el uso de recursos naturales y con sus estructuras evita, entre otros, el avance de la desertificación propia de esta zona.
  • Al mismo tiempo, es un modelo socio-económico, con desarrollo endógeno, que no sólo permitió la salida de la pobreza a la sociedad almeriense, sino que lleva siendo, durante los últimos 60 años, el pilar de riqueza y empleo más importante de la provincia. Gracias a una estructura de producción familiar, la generación de fórmulas cooperativas y comunidades de riego, así como el desarrollo de servicios auxiliares y actividades directas e indirectas relacionadas con la agroalimentación, lo que ha supuesto una distribución de rentas bastante equitativo. Un contexto donde, paralelamente, cuestiones como el papel de la mujer y la integración representan ejes fundamentales del sistema.
  • Y es un sistema resiliente por su capacidad de adaptación e innovación para convertirse en una agricultura de precisión y de alta eficiencia en el uso de agua, tierra y otros recursos naturales básicos. Con impactos en huella hídrica y huella ecológica muy inferiores a otros sistemas agroalimentarios del ámbito de los países desarrollados.

En definitiva, es nuestro deber seguir potenciando esta transmisión de las contribuciones de la horticultura almeriense.

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