Radiografía de la sanidad

Las "insoportables" condiciones de la Atención Primaria en Andalucía

Manifestación del Sindicato Médico de Sevilla en una imagen de archivo.

Manifestación del Sindicato Médico de Sevilla en una imagen de archivo. / Juan Carlos Vázquez

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Este antiguo refrán castellano parece venir al pelo por la difícil situación que está atravesando la Atención Primaria del sistema público sanitario español. El problema no es nuevo. 

Las costuras de la sanidad pública española han saltado por la Atención Primaria tras años complicados y circunstancias agudizadas por una pandemia sanitaria sin precedentes. El foco está en la Comunidad de Madrid, donde la reorganización de las urgencias extrahospitalarias ha provocado un maremoto, pero muchos de los problemas de los centros de salud son comunes a los ambulatorios y consultorios de todo el país. 

Andalucía no escapa a esa tendencia. La jubilación de los profesionales que armaron el sistema, allá por los años 80, se une a la falta de médicos, constantemente denunciada por sindicatos y propio personal sanitario, ya que muchos han buscado fuera de España mejores condiciones laborales.

Y a ese cóctel hay que sumar la necesidad de reformar un modelo que ya daba signos de agotamiento antes de la pandemia y que hoy está a punto de estallar. "También nosotros padecemos unas condiciones laborales insoportables en Atención Primaria", lamenta desde el Sindicato Médico de Sevilla, su presidente, Rafael Ojeda.

"Es evidente que en Madrid existe una grave crisis en la Atención Primaria, en especial en el ámbito de las urgencias extrahospitalarias, y es igualmente manifiesto que este problema ha sido provocado por la falta de inversión, por una deficiente gestión y por la ausencia del más mínimo consenso con los médicos. La crisis de Cantabria, por su parte, se centra en las agendas sobrecargadas, un grave problema que nuestra organización lleva años denunciando y que imposibilita la prestación de una atención médica de calidad. Tampoco Cantabria ha sabido gestionar este problema por medio del diálogo con los facultativos", recoge el sindicato en un comunicado.

Agendas con más de 60 pacientes por jornada

En Andalucía, la Consejería de Salud y los responsables del Servicio Andaluz de Salud (SAS) también están metidos en una peligrosa rueda de promoción continua de medidas y planes genéricos que no terminan de solucionar los verdaderos problemas de gran parte de la plantilla.

Agendas saturadas con más de 60 pacientes por jornada; bises o citas de varios pacientes a la misma hora; consultas de menos de 10 minutos por pacientes; cupos de población por encima de los 1.500 habitantes que marcan los protocolos; plantillas en precario marcadas por ausencias no sustituidas... Una larga lista de "deficiencias" que profesionales y sindicatos apuntan desde hace meses, como ha quedado recogido en numerosos reportajes publicados por este periódico.

15 días para lograr una cita

"También aquí existe un notable caos en la organización de las urgencias extrahospitalarias que la Junta se resiste a abordar seriamente. También nosotros nos dirigimos hacia un colapso de la Atención Primaria que tendrá consecuencias dramáticas para la población y también chocamos con una Administración incapaz de hacer frente a esta grave crisis", apunta el sindicato.

Al otro lado, en el del paciente, las largas esperas para coger una cita con el médico de familia, en torno a 15 días en adultos y más de una semana para el pediatra, según las denuncias que los propios usuarios han hecho llegar en múltiples ocasiones a este medio no son más que el reflejo de una afirmación, ya reconocida por la propia Consejería: faltan batas blancas, sobre todo médicos de familia, pediatras y enfermeras.

Faltan médicos

Un problema, según aduce la propia Administración sanitaria, que no procede de la falta de fondos para contratar facultativos, sino de la falta de profesionales por una tormenta perfecta: el cuello de botella generado por la escasez MIR que eligen esta rama sanitaria y la jubilación de cada vez más profesionales.

En consecuencia, apunta Ojeda, "tampoco nosotros dudaremos en llevar a cabo las acciones necesarias para exigir a la Junta las medidas en favor de la Atención Primaria y en defensa de sus médicos, el colectivo laboral más olvidado del sistema sanitario".

Según fuentes del Sindicato Médico, Andalucía destina a la Atención Primaria el 17,66% del gasto sanitario público. Se trata, apunta el sindicato, del "porcentaje más alto de nuestro país". No obstante, según el SMS  "es la comunidad con el gasto sanitario público más bajo (1.459,43 euros)".

"Por tanto, su inversión en Atención Primaria sigue siendo manifiestamente insuficiente (257 euros por habitante, frente a los 312 euros de Castilla y León), más aún si tenemos en cuenta la enorme dispersión geográfica que se da en nuestra comunidad", afirman.

Gasto medio por habitante en salud

Para poner estos datos en contexto, el sindicato recuerda que el gasto medio español es de 1.701,47 euros y que sólo cinco comunidades se encuentran por debajo de esta cifra. "Todas las demás gastan significativamente más. Ocho comunidades autónomas, prácticamente la mitad, tienen un gasto superior a 1.800 euros y el gasto mayor corresponde a Castilla y León, con 1.936,35 euros", destacan.

"La grave crisis de la Atención Primaria está directamente relacionada con estos datos", apostilla el SMS. "La mayoría de las Administraciones públicas de diverso signo político han menospreciado el papel de la Atención Primaria en la sanidad pública. En consecuencia, han derivado la mayoría de los fondos a la Atención Hospitalaria. Ninguna de ellas se acerca ni por asomo al 25% de gasto sanitario en Atención Primaria, como recomienda la OMS.

"Sin embargo, una Atención Primaria de calidad mejora la salud y el bienestar de la población, así como la eficiencia del sistema. Por desgracia, el cortoplacismo y la falta de profesionalidad de los gestores sanitarios, elegidos por lo general con criterios partidistas y no técnicos, ha provocado este sesgo perverso en la inversión sanitaria", concluye.

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