Tecnología

FaceApp y sus problemas de privacidad

  • La popular aplicación permite, entre otras funcionalidades, imaginar qué aspecto tendrían los usuarios dentro de unas décadas.

  • Sus condiciones de servicio son ambiguas y se ignora para qué fines podrían ser empleadas esas imágenes en el futuro.

  • FaceApp, la moda viral de parecer un abuelo

Imagen promocional de FaceApp

Imagen promocional de FaceApp

La aplicación FaceApp, que llenó hace un par de años las redes sociales de fotos de usuarios, conocidos y menos conocidos, con el supuesto aspecto que tendrán dentro de 30 o 40 años, vuelve a estar de moda. Entonces su popularidad y su uso decayeron cuando el programa incluyó una funcionalidad con la que los usuarios podían ver cuál sería su aspecto de tener una raza diferente. Ni que decir tiene que las acusaciones de racismo no se hicieron esperar.

Ahora FaceApp ha regresado, y vuelven a llenarse las redes sociales de famosos y no famosos envejecidos gracias a los logaritmos de inteligencia artificial con los que trabaja la compañía.

Una nueva polémica

Pero la aplicación de origen ruso (disponible para iOS y Android) también ha regresado a la palestra por otros motivos menos lúdicos: las cuestionables y ambiguas cláusulas relativas a la privacidad de sus condiciones de servicio.

Y que muy probablemente casi ninguno de sus usuarios haya leído antes de lanzarse a tontear con fotos propias y hasta ajenas.

Como indican en TechCrunch, la app no deja demasiado claro que el procesamiento de las imágenes no se realiza de forma local en el dispositivo, sino que se suben a la nube. Además, usuarios de iOS han denunciado que la aplicación resetea las configuraciones de privacidad establecidas por los clientes.

Qué datos recopila y qué hace con ellos

La aplicación explica en su web que recopila contenidos generados por el usuario, así como otros datos de comportamiento y del dispositivo desde el que se accede al programa. Para proveer, dicen, contenido personalizado y, como casi todos los servicios de este tipo, publicidad.

Aclaran a continuación en estas normas (que no actualizan desde enero de 2017) que no compartirán o venderán la información a terceros. Con una excepción: tendrán acceso (a todos los datos que recopilan de cada usuario) aquellas compañías que forman parte del mismo grupo empresarial y las que puedan serlo en el futuro (afiliados, de los que se asegura que respetarán las decisiones de los usuarios en lo concerniente a quiénes pueden ver sus publicaciones).

Esa autorización extendida incluye a sus proveedores de servicio (que no se especifican) y a proveedores de publicidad externos (que tampoco se especifican).

En cuanto al almacenamiento de esos datos y su procesamiento, explican que se llevará a cabo en Estados Unidos, "o en cualquier otro país donde tengan oficinas tanto FaceApp como sus proveedores de servicio o sus afiliados". Todo ello sin perjuicio de que en cualquier momento se transfieran a otro país donde no rija la regulación estadounidense ni, por supuesto, la del país de origen del usuario.

Resumiendo: que no queda claro adónde mandan los datos que sus clientes comparten, conscientemente o no, en la plataforma. Que, recordemos, es rusa, por mucho que el fundador de la compañía Yaroslav Goncharov haya declarado que los servidores que usan están en AWS (Amazon) y Google Cloud.

Reconocimiento facial

Desde FaceApp también insisten en que la mayoría de los usuarios no inician sesión al subir fotos, por lo que no es posible asociar una imagen a una identidad concreta.

Pese a todo, hay quienes sostienen que este tipo de aplicaciones sirven de banco de pruebas para perfeccionar sistemas de reconocimiento facial, una tecnología en auge que ya permite acceder a dispositivos e incluso pasar controles de seguridad en aeropuertos.

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