Cámaras inteligentes contra el fuego: la tecnología que vigila los bosques andaluces
La Junta invierte 28 millones en prevención mientras sistemas de videovigilancia avanzada monitorizan en tiempo real las 4,3 millones de hectáreas forestales de la región
¿Por qué es el 5 de agosto de 2025 uno de los días más cortos de la historia?
El pasado 14 de julio, cuatro incendios forestales mantenían en alerta a los servicios de emergencia andaluces: uno en Palos de la Frontera y tres conatos en Adra, Vejer de la Frontera y Cazorla. Una jornada que refleja la realidad de una región que en 2024 se convirtió en la segunda comunidad autónoma más castigada por grandes incendios forestales en España.
Pero la respuesta no llega solo desde helicópteros y brigadas terrestres. En las torres de vigilancia de algunos montes andaluces, cámaras de última generación escudriñan el horizonte las 24 horas del día, capaces de detectar el más mínimo cambio en la humedad del aire o la acumulación de hojarasca seca. Es la nueva frontera tecnológica contra el fuego.
28 millones para blindar los bosques
La Junta de Andalucía ha puesto sobre la mesa una inversión de 28 millones de euros en silvicultura preventiva para 2025. El plan incluye la apertura de 1.500 kilómetros de cortafuegos, la rehabilitación de más de 300 kilómetros de caminos forestales y la instalación de nuevos puntos estratégicos de agua.
"El desafío de vigilar 4,3 millones de hectáreas de superficie forestal -cerca de la mitad bajo alguna figura de protección- requiere soluciones complementarias", explica Julián Izquierdo, responsable de Axis Communications, empresa líder en sistemas de videovigilancia. "Las tecnologías avanzadas pueden desempeñar un papel decisivo, ayudando a las autoridades a anticiparse gracias al análisis predictivo".
Ojos electrónicos que no duermen
Las cifras nacionales son contundentes: en 2024, más de 47.000 hectáreas fueron pasto de las llamas en España, y el 35% de esta superficie la arrasaron tan solo 16 grandes incendios. El cambio climático, la sequía y una gestión forestal insuficiente han convertido estos sucesos en una amenaza creciente.
Ante este escenario, las cámaras inteligentes se han convertido en centinelas silenciosos. Equipadas con sensores que monitorizan variables críticas como la humedad relativa o la temperatura, estos sistemas pueden detectar situaciones de riesgo antes de que salte la primera chispa.
La tecnología ya funciona en otros territorios. En Croacia, el sistema Stribor despliega una red de torres con cámaras de alta precisión para vigilar las regiones más expuestas. California cuenta con 650 cámaras remotas que permiten a los servicios de emergencia visualizar en directo las zonas afectadas.
El ejemplo gallego
Más cerca, Galicia ha desarrollado su propia Red de Videovigilancia de Espacios Forestales. Mediante diferentes tipos de cámaras integradas en la plataforma XeoCode, el sistema cubre el 85% del territorio con riesgo de incendio. Las cámaras incorporan tecnologías para maximizar el campo de visión, detectar líneas de horizonte e incluir vista panorámica.
"La inteligencia artificial y los algoritmos de deep learning facilitan la detección de cambios en parámetros ambientales como la acumulación de biomasa inflamable", detalla Izquierdo. Empresas como Robotics Cats ya comercializan soluciones que analizan imágenes en tiempo real, mientras que Araani ha presentado sistemas que se integran directamente en cámaras convencionales.
Más allá de la detección
Los sistemas más avanzados no se limitan a detectar humo o llamas. Analizan patrones meteorológicos, miden la sequedad del combustible vegetal y evalúan factores de riesgo en tiempo real. Esta capacidad predictiva permite activar protocolos de prevención antes de que se declare la emergencia.
"Ya no basta con reaccionar, es imprescindible adelantarse", subraya el experto de Axis Communications. "Las soluciones de videovigilancia son fundamentales para proteger no solo nuestros entornos naturales, sino también a las personas que viven cerca de ellos".
En una región donde los incendios amenazan tanto el patrimonio natural como la seguridad de miles de habitantes, la tecnología se perfila como un aliado estratégico. Mientras las brigadas forestales mantienen su labor esencial sobre el terreno, los ojos electrónicos velan desde las alturas, convirtiendo cada píxel en una herramienta de protección.
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