EMPRENDIMIENTO

Los robots empiezan a hablar

Adolfo Barallobre, cofundador de la compañía 4i, junto a una compañera de su equipo.

Adolfo Barallobre, cofundador de la compañía 4i, junto a una compañera de su equipo. / M. G.

Parece inimaginable pensar en que la pionera cinta Metrópolis, que vio la luz en 1927, pudiera convertirse en una realidad. A pesar de que el largometraje se desarrolla en 2026 y que enmarca a la perfección el diálogo del hombre con las máquinas, queda muy lejos esa relación, que roza lo íntimo, entre los humanos y los robots. O tal vez, no quede tanto y el futuro que dibujaba Fritz Lang comienza a tomar color.

Una compañía sevillana está poniendo todo su empeño, su experiencia y su tecnología para mejorar la comprensión entre humanos y máquinas, a través de una comunicación natural, confiable y privada. Se trata de uno de los últimos fichajes del Parque Científico Tecnológico Cartuja (PCT Cartuja): la empresa 4i. Una startup que inició su andadura a finales de 2018 y tiene como actividad principal el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial, principalmente aplicaciones de visión artificial y sistemas de diálogo.

Dos amigos de la adolescencia, Guillermo Pérez y Adolfo Barallobre, arrancaron esta travesía en búsqueda de nuevas formas de crear tecnología. Cuatro años más tarde, 17 personas forman parte de este buque en el que el amplio conocimiento en el campo de la inteligencia artificial luce como insignia principal. Pero hay más: el procesamiento de lenguaje natural y el desarrollo de sistemas conversacionales. Tres aristas que estos profesionales tratan ensamblar a la perfección. Entre todos acumulan más de 100 publicaciones científicas, libros, capítulos, patentes, y multitud de soluciones conversacionales en producción, con cientos de miles de diálogos gestionados.

Comparten una misión: revolucionar la interacción entre las personas y las máquinas mediante la creación de un motor de diálogo multimodal conversacional avanzado, que combina el procesamiento del lenguaje natural, la visión por ordenador y otras tecnologías de vanguardia.

Muestra de este revolucionario objetivo son algunos de los proyectos que llevan a cabo. Junto a Honda Research Institute y a la Asociación Española para los efectos del tratamiento del cáncer (Aeetec) tratan de mejorar la experiencia de los niños que reciben tratamiento para esta enfermedad. También han diseñado diferentes experimentos para estudiar la interacción entre los más pequeños y la inteligencia artificial, bajo el paraguas de una iniciativa de UNICEF en la que también colabora el HRI. Las posibilidades de aplicación y sus campos son inabarcables. La empresa sevillana también está implicada en un proyecto industrial: "En la cadena de montaje de una fábrica de la industria aeronáutica, un operario aprieta un mazo de cables mientras genera una incidencia dialogando con su tablet", explica Adolfo Barallobre.

Con la inteligencia artificial pasa como con la electricidad y, según el codirector, puede aplicarse en casi cualquier campo. "Nosotros creemos que en el futuro próximo estaremos rodeados de máquinas y querremos comunicarnos con ellas de la forma más humana. Utilizando la voz, los gestos, transmitiendo nuestro estado de ánimo. Además las máquinas deben ser conscientes del entorno, el contexto en el que se desarrolla la interacción o los objetos que nos rodean", apostilla Barallobre y subraya que para este fin "hemos diseñado nuestra tecnología".

Además, la visión de futuro que el cofundador ofrece no deja lugar a dudas sobre un mundo en el que las máquinas se conviertan en un miembro más de la familia: "Probablemente en pocos años podamos disponer de robots en nuestras casas y podremos ordenarles que nos traigan el vaso rojo que está encima de la mesa de la cocina. El robot debe identificar la cocina viendo sus objetos, como lo haríamos nosotros, visualizar el vaso rojo y llevarlo hacia donde esté quién se lo pidió, por lo que tiene que ser capaz de reconocernos". Sin embargo, el cofundador se pregunta qué ocurriría "si el robot ve que en el vaso hay pastillas y quién se lo pidió tiene una edad estimada de 10 años". "Probablemente el robot deba decirle que no se las puede dar, y sería mejor que se lo dijera de forma empática", concluye.

Los mercados en los que compite 4i son principalmente la IA conversacional en sectores como el aeronáutico y la robótica social facturando en Japón, España, EEUU, Rumanía y Ucrania.

A pesar de esta internacionalización, y teniendo en cuenta que el idioma oficial de la empresa es el inglés, Adolfo Barallobre no duda en señalar que podrían "haber buscado alguna otra ubicación, incluso nos planteamos otras localizaciones que quizá podrían tener características más favorables desde el punto de vista económico y fiscal, pero finalmente nos decantamos por Sevilla una ciudad en la que tenemos nuestra vida, nos apoya, y nos encanta".

El recorrido de la compañía ha sido meteórico. Desde 2019 han doblado la facturación y sus beneficios. De hecho, en 2022 alcanzaron un volumen de negocio de 686.000 euros. Esperan que 2023 y 2024 sean años de transición, en los que pasará de ser una empresa orientada a proyectos, a una compañía orientada a producto.

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