Es economista, sus vídeos han sido virales, y una mujer entregada a la comedia. Marta Flich lo demostrará esta noche en Roast Battle, peleas de ‘zascas’, que estrena Comedy Central a las 22.45.

–Esta batalla de zascas es lo más insólito que ha hecho...

–Es muy diferente a todo lo que he hecho, pero en positivo. Es un formato transgresor, con un ejercicio de humor saludable. Es lo más divertido en lo que he trabajado de mi vida, con tantos intercambios de golpes bajos, por turnos. Todos pillamos un zasca. Es una gran cura de humildad.

–¿Los insultos requiere informarse mucho del otro?

–Generalmente las batallas son dos personas que se conocen mucho.... Y se quieren mucho. Se sacan los trapos sucios y en ese momento todo el mundo se desconcierta. Hay gente que sabe lo que más o menos van a decir de ellos, pero otra veces cae ese insulto por sorpresa. Esto es a tumba abierta.

–Uno debería tomarse muchos insultos como algo personal. Pero esto sí que es personal...

–Claro, aquí se insulta por lo personal. Hay mucho de terapia.

–¿Hay mucha improvisación en esas ocurrencias?

–Por supuesto, a los cómicos no se les puede atar, con el ambiente tan gusto en el plató de Roast Battle, y con tanta libertad, se saca lo peor, que a la vez es lo mejor, de cada uno de nosotros

–Aunque sea comedia, ¿duelen estos zascas que se endiñan entre ustedes?

–Sí, a mi sí. Aunque vayas preparado cuando hablan de ti siempre son pellizquitos en el corazón.

–¿Deberíamos tener ya la piel menos fina?

–Yo soy de la opinión de quien no tiene sentido del humor no te puedes fiar.

–¿Dónde está el límite del humor?

–Todo lo que entre en unos códigos, en un contexto de ficción, no debería tener límites.

–¿Roast Battle sigue las reglas del debate en la política?

–Sí, ya veremos cómo se las gasta Pablo Echenique. El Roast se parece al Congreso de los Diputados.

–Es un entrenamiento...

–Sí, es un programa muy creativo. Hacer buen humor es muy complicado siempre. Los participantes, el jurado, el presentador (Dani Mateo) son muy inteligentes.

–¿A quién le tiene ganas?

–A mí me gustaría enfrentarme aquí a un político de derechas, porque casi todos parecen que no tienen sentido del humor. El humor denota inteligencia...

–¿Por sentido del humor con quién le gustaría debatir?

–Pues tengo que decirlo: Pablo Echenique me parece maravilloso.