Emotiva despedida
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Historias de la tele
Karlos Arguiñano es sinónimo de cocina casera, de elaboraciones para todas las habilidades con producto de los mercados. Es la razón por la que 34 años después de comenzar su trabajo como divulgador y tele-cocinero, el chef de Zarauz, nacido en Beasain, Guipúzcoa, es uno de los españoles más conocidos y queridos, una institución televisiva (Premio Nacional de Televisión) y un referente de opinión, incluso. Todos sus hijos están implicados en el hotel-restaurante desde donde graba sus programas veraniegos, y la productora de la familia, Bainet, es una de las firmas televisivas más veteranas. El programa nació en TVE, pasó por Telecinco hasta recalar en Atresmedia.
Karlos Arguiñano lleva 55 años en la cocina, casi toda su vida, con 75 años años bien llevados. En su rutina diaria comienza por una buena caminata antes de dirigirse al plato y de ahi, al restaurante familiar.
Ya era un veterano profesional, pasado los 40, cuando comenzó en su faceta de divulgador de la cocina en la televisión, primero en la ETB vasca y después en TVE, cuando vino a sustituir a Elena Santonja y Con las manos en la masa.
Su restaurante donostiarra lucía incluso una estrella Michelin, formando generación pionera y renovadora de la cocina vasca, encabezada por Arzak y de la que forman parte Pedro Subijana o el fallecido Santi Santamaría.
Arguiñano en principio no iba a dedicarse a la cocina. Por entonces, en los años 60, la cocina y la gastronomía no tenían el reconocimiento cultural que tiene en la actualidad. ¿A qué se dedicaba en principio Karlos Arguiñano? Tras completar la Formación Profesional entró como chapista de vagones y máquinas de trenes en el Grupo CAF. Su primera labor era bien ardua como reparador de estructuras metálicas.
Rondando los veinte años dejó el trabajo de chapista y entró en la escuela de hostelería de Zarauz, La cocina sería su profesión y su vida. Si le preguntan cómo aguanta 55 años después en la televisión, lo razona: "¿Cómo me voy a cansar? Lo que cansa es trabajar con pico y pala. El hotel y el restaurante lo llevan mis hijos y para mí cocinar es como un juego", justifica. CAF perdió un excelente chapista, pero el país entero descubrió a su cocinero de referencia, autor de decenas de recetarios.
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