Historias de la publicidad

La historia del hombre más macho: el vaquero que anunciaba tabaco y nunca fumó

El primer hombre de los anuncios de Marlboro, Robert Norris

El primer hombre de los anuncios de Marlboro, Robert Norris

Rústico, pero sin ser cateto. Informal, pero elegante. Hombre, 'muy hombre y mucho hombre', como actualización de los vaqueros de las películas. Incapaz de crear un problema pero sí de solucionarlos, dedicado a ensogar a su ganado como quien unta manteca de cacahuete en la tostada. Tocado con su sombrero y abrigado pero sin perder la compostura, el cigarrillo no se movía de su boca. Bienvenidos a las ideas platónicas del mundo de Mad Men.

En la vida real, el vaquero que durante década y media anunció la marca de tabaco Marlboro nunca fumó. Pero sí, era un cowboy por derecho. No fingía cuando cabalgaba como si el sol tuviera que darle permiso por atardecer. Tenía un rancho entre las montañas y allí fueron a buscarle. Iba a ser la expresión más sincera de la tranquila vida rural estadounidense en la Guerra Fría. Un país victorioso, de gente ruda, sincera, buenas personas, pero ojo con mirarles mal. Los hombres rurales de Estados Unidos matan con la mirada.

El publicista Leo Burnett, el creador del Gigante Verde o del tigre de Kellogg's, algunos de sus personajes que siguen vigentes en los branding de todo el mundo, y creador de memorables spots para Coca Cola o Mattel, fue quien tuvo la idea de los spots de Marlboro como sublimación del tipo medio del Medio Oeste, del meollo de Jesusland. 

Spot de Marlboro de 1968, el último que protagonizó Robert Norris, en una copia de visualización como las de 'Mad Men'

En 1955 había que buscar alguien que trasladara el estilo de John Wayne a los carteles y a los anuncios en los cines y en la televisión y el elegido era Robert Norris, que se había fotografiado con el icónico actor. Sin querer se convirtió en el primer influencer, que vívía de su imagen sin tener que estar todo el día en los platós. Sólo tenía que ponerse el cigarrillo en la boca y parecer que su existencia era lo mejor que le podía pasar a un hombre y cómo seducir a una mujer desde el rancho sin la sensación de exhalar tufo a vaca.

Donde vivía y criaba a sus caballos y reses era en una finca en Colorado Springs, Colorado. Hasta aquel páramo llamado Tee Cross fue Burnett y su equipo para dispararle:  "¿Le gustaría estar en anuncios de cigarrillos Marlboro?".

¿Qué es lo que hace un buen vaquero, un tipo rudo sin necesidad de nada más en la vida? Mirar con cierto desprecio y emplazarles a la semana que viene, que andaba muy ocupado con sus quehaceres granjeros. Largo.

Y el bueno y muy masculino Norris pensaba que lo iban a dejar en paz. pero no, ahí estaban a la semana siguiente y ya si eso, tal y tal, firmaron. El hombre de Marlboro, Marlboro Man, se convirtió en uno de los iconos estadounidenses de más éxito en todo el mundo y que levantó las ventas desde un lema que despertaba dudas: "Suave como Mayo". Era la frase de esta marca de Philip Morris dirigida a un público femenino ya que con el filtro de color rojo no se notaban las manchas de carmín. De ser una marca enfocada a las mujeres, con el vaquero el señor Burnnett consiguió que se asociara plenamente a los hombres, muy hombres. Muy Mad Men.

La historia de cómo Norris se bajó del caballo en los anuncios fue por sus hijos. Tenía dos chicos y dos chicas a los que ya adolescentes atosigaba con que no fumaran, que era nocivo para la salud. "Y si no quieres que fumemos, ¿por qué haces anuncios de cigarrillos?, le replicó contestón uno de ellos, jugándose el tipo. Norris le dijo a los de Morris que se acabó ser hipócrita. No volvería poner un pitillo en la boca ni para hacer soñar a sus paisanos. El vaquero que idealizó el modo de vida más polvoriento se marchó a su rancho dejando el listón alto. Tendría otros compañeros que le sucedieron en el icono como Wayne McLaren y David McLean que sí murieron de cáncer de pulmón. 

Norris falleció hace dos años, a los 90, tras una vida ganadera la mar de apacible tras sus años de influencer tabaquero.

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