Toros

Antonio Ferrera, Daniel Luque y Jiménez Fortes, a oreja por coleta

Los diestros Antonio Ferrera, Daniel Luque y Jiménez Fortes cortaron una oreja cada uno en el cuarto y último festejo de la Feria del Cristo de los Remedios de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes.

Antonio Ferrera sorteó en su primer turno un sobrero del Conde de la Maza, manso y remiso, con el que apena pudo hacer nada más que despacharlo dignamente.

Con el cuarto, en cambio, cambió el panorama, Fue éste un toro de Torrealta que duró lo justo para que Ferrera brillara con el capote y, sobre todo, con los palos. Muleta en mano gustó el torero balear en un primer tramo de faena de mucha enjundia sobre la mano diestra. Con el animal ya venido a menos acortó distancias Ferrera para, tras una estocada, cortar una oreja.

El segundo fue un toro con poca fuerza al que el sevillano Daniel Luque toreó con gusto a la verónica. Brindó a Julián López El Juli una faena muy expresiva, en la que hubo muletazos muy desmayados. El toro, sin embargo, transmitió poco. Tras pinchazo y estocada, se le pidió la oreja pero todo quedó en ovación.

El quinto fue un toro de Victoriano del Río feo de cuerna pero con calidad en la muleta. El diestro de Gerena firmó una faena preciosa, en la que exprimió al toro sobre ambas manos, para terminar con pases de la casa, las luquecinas. Tras la estocada, paseó una oreja.

Daniel Luque dejó pinceladas sueltas en su primero, un toro del hierro de Torrealta muy justito de todo, al que el de Gerena toreó con buen son en una labor templada y de especial regusto, que fue finalmente ovacionada al faltarle mayor contundencia con la espada.

El quinto toro fue el segundo remiendo de la divisa de Victoriano del Río, que derrochó clase y fondo en la muleta de un Luque espléndido en un toreo desmayado y aromático, con adornos muy a modo en el epílogo, que le valió para cortar una oreja.

El malagueño Saúl Jiménez Fortes se enfrentó en primer lugar con un astado de Victoriano del Río que apenas aportó nada por lo remiso y distraído que fue.

El sexto astado tuvo más motor aunque poca clase, y Jiménez Fortes, en un alarde de valor y mando, acabó imponiéndose para arrancarle una oreja de ley.

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