Toros

Finito de Córdoba, tentadero en la Sierra antes de su regreso a Los Califas

Finito de Córdoba, en un pase  con la muleta.

Finito de Córdoba, en un pase con la muleta. / Salvador Giménez

Este domingo vuelve a su plaza tras la ausencia del año pasado. Finito de Córdoba regresa a Los Califas en lo que supondrá también su debut en la temporada taurina 2023. A pesar de no haberse vestido de luces desde septiembre pasado, el torero paisano se encuentra en un momento extraordinario.

Su preparación es intensa. Ha confesado que su entrenamiento es el mismo siempre. Ya sea para torear una corrida o para hacer el paseíllo cien tardes. Tras 32 años de alternativa no tiene que demostrar nada a nadie, solo a sí mismo. A pesar de los años, su ilusión continúa intacta.

Días pasados, el ganadero cordobés Justo Barba, cuya novel vacada pasta en los términos de Espiel y Villaharta, tuvo el gesto de invitarlo a un tentadero de hembras. En las instalaciones de la ganadería, también cordobesa de Monte Toro, propiedad del también paisano José Luis Villafuerte, tuvo lugar la campera tarea.

Tres vacas fueron tentadas por Juan Serrano. Tres vacas, puras veragüeñas, con distintos matices. Más suaves y colaboradoras, pero bravas, las dos eralas, y una, la cinqueña, con más problemas y más encastada. Con las tres mostró el torero de Córdoba su buen momento.

Una auténtica lección magistral a los pocos y contados asistentes al tentadero, así como a los dos jóvenes que quieren ser toreros, caso de Enrique Herreros y Óscar Salcedo, quienes siguieron las instrucciones del maestro y consiguieron cuajar tandas de muletazos notorias y de vital importancia para su aprendizaje.

Finito de Córdoba es un torero muy del gusto de los ganaderos. En las labores de selección muestra una versatilidad única. Toreó con suavidad, marcando tiempos, alturas y distancias a las vacas más nobles, pero ojo, también sacó su faceta de torero lidiador, dominador y poderoso con la complicada vaca cinqueña, a la que pudo, dominó y acabó toreando a placer, demostrando así el magnífico momento que atraviesa y que de seguro, si alguno de los toros que le toquen en suerte en la tarde de hoy se presta, el éxito estará más que asegurado.

Momentos intensos e íntimos, tanto es así que los ganaderos asistentes, antiguos novilleros ambos, sintieron también la necesidad de ejercer como oficiantes del rito y tomaron los trebejos de torear, para dar unos lucidos muletazos a la becerra que cerró el tentadero.

Jornada campera y bonita en la que se pudo ver a un maestro del toreo, indicando a los dos aspirantes asistentes al tentadero, como poner en práctica sus incipientes tauromaquias. Una autentica máster class que hizo recordar la letra por alegrías que cantara Juan Valderrama en su tema El Cristo de los Faroles: "…en lo alto de la sierra, Córdoba tiene un cortijo, donde le dio Lagartijo, la primer lección al Guerra…".

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