Toros

Málaga, plaza de primera

  • Castella se llevó los trofeos en una tarde marcada por la irreprochable presentación de los toros de Núñez del Cuvillo, en una corrida de diversa bravura

GANADERÍA: Se lidiaron seis toros de Núñez del Cuvillo, de irreprochable presentación, conjunto en el que se han dado desde un toro magnífico -el cuarto- a un manso de libro y en medio, otra res aplaudida en el arrastre -el primero de gran trapío-; segundo y tercero que se defendieron con la cara arriba y, por fin, un quinto toro que siguió a los engaños y comenzó la lidia desplazándose para terminar con un viaje más corto. Así debe ser la presentación de una corrida en una plaza de primera. TOREROS: Raúl Gracia 'El Tato', de turquesa y oro. Un sablazo en el cuello que atraviesa al toro (palmas). Un pinchazo, media y una estocada desprendida, un aviso (saludos). José Tomás, de verde esmeralda y oro. Un pinchazo, una estocada desprendida y trasera, un aviso (petición y saludos). Un aviso sin entrar a matar, un pinchazo, una estocada, dos descabellos, otro aviso (petición y vuelta). Sebastián Castella, de berenjena y oro. Más de media estocada que mata (una oreja). Un aviso antes de entrar a matar, una estocada un punto desprendida (una oreja y petición de la segunda). Incidencias: Cartel de no hay billetes. Tarde fría pese a que lució el sol, pero se impusieron las rachas de poniente que, a lo largo de la tarde y en ocasiones, dificultaron la lidia. Reaparecía Raúl Gracia 'El Tato', que brindó al respetable el toro de su vuelta a los ruedos. Sebastián Castella tuvo el mal gesto de tirar la oreja del sexto de la tarde, cuando se la entregaron. Antes de comenzar la lidia, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, hizo entrega a Sebastián Castella del trofeo como triunfador del la corrida picasiana del año 2009.

Así se prestigia una plaza. Así se responde a la categoría de coso de primera. Por parte de la empresa, echando una corrida de toros como la que se ha lidiado en esta función que comentamos con el hierro gaditano de Núñez del Cuvillo. Eso es lo que Málaga demanda, ni menos, ni más tampoco. ¡Enhorabuena!. Al hecho, digno de aplauso, colaboró igualmente la presidencia ocupada por el equipo de Ana María Romero que, tanto en el festejo matinal como en el vespertino, se negó con acierto a conceder más trofeos, pese a la demanda del respetable por la muy deficiente colocación de los aceros; amén de haber mantenido en el ruedo al sexto de la tarde porque la condición muy negativa de la mansedumbre no conlleva la obligación de devolver a la res a los corrales. Ese es el camino: Málaga, plaza de primera.

Reaparecía El Tato y la verdad es que su paso por La Malagueta no va a hacer historia. Le molestó el viento en el recibo con el capote y al comenzar la faena de muleta frente a un toro noble que repetía pero que no andaba muy sobrado de fuerzas. El torero maño cuajó algún muletazo suelto pero estuvo por debajo del toro. Por debajo del toro también estuvo frente al noble y bravo cuarto, un toro soñado para hacer el buen toreo, hubo alguna serie al natural con cierta templanza, pero había que estar muy bien para igualar la excepcional embestida.

José Tomás volvió a arrimarse en la corrida de Pascua de Resurrección, como en él es habitual. Pero el acierto no le ha acompañado en la misma medida. En sus dos toros se ha ajustado en los lances de capote y frente al segundo de la tarde, cuajó media sensacional. A este toro, que se iba de la suerte, no le sobró fijeza y frente a sus repetidas embestidas iniciales, el de Galapagar se ayudó por alto haciendo la estatua. En las series con la derecha prevalecieron los enganchones. En el haber del torero hay que apuntar que no dio ningún paso atrás y en el debe, que no terminó de cogerle el sitio a la embestida de la res. El toro se defendía a cabezazos y Tomás remató las suertes, siempre por arriba. Toro sin clase y faena muy valiente pero sin sabor. La faena al quinto fue tan larga que el primero de los avisos de los dos que sonaron, lo oyó el diestro antes de entrar a matar. El toro llegó a la muleta desplazándose y frotó en el aire promesa de faena y más cuando el espada brindó al respetable. Luego los enganchones de sucedieron en la primera serie y en los naturales, los remates sin bajar la mano. El toro siguió los engaños y José Tomás puso por encima de otras virtudes la quietud. Manoletinas muy ajustadas remataron la faena.

Sebastián Castella no le fue a la zaga al madrileño en lo de quedarse quieto y exponer sin tener en cuenta las condiciones del toro. Se apretó en un quite por chicuelinas frente al tercero de la tarde y luego comenzó la faena tomando de lejos a la res y cambiándola por la espalda. Le dio sitio para hacer el natural y se quedó como un poste, sin descomponerse, pese a que el toro echaba la cara arriba y no remataba. Luego de citar de espaldas para hacer el natural, se metió en el terreno del toro para obligarle a embestir. La res, justa de raza, buscó las tablas. El sexto fue un manso de libro. Castella aguantó los parones frente al capote y luego con la muleta se mostró muy firme y aprovechó las escasas arrancadas del cuvillo. Arrimón como traca final de una faena presidida por un valor indomeñable.

Terminó el mini abono de la Pascua de Resurrección, en el que hemos tenido ocasión de ver cosas de interés, pero sobre todo, el propósito de que nuestra plaza responda a la categoría administrativa que le otorgó el nuevo reglamento andaluz.

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