Segunda novillada de promoción de la Maestranza de Sevilla
  • El novillero sevillano, que estuvo cerca de cortar dos orejas, marcó la cumbre de un festejo en el que también destacó la labor del albaceteño Francisco Mazo

  • Pamplona, capital del Perú

Un Zulueta pidió la llave y otro hizo el toreo

Un Zulueta pidió la llave y otro hizo el toreo Un Zulueta pidió la llave y otro hizo el toreo

Un Zulueta pidió la llave y otro hizo el toreo / Toromedia

Mantener o superar el listón del sexteto que inauguró el ciclo era el primer reto de los aspirantes anunciados en este segundo festejo clasificatorio. Hay que subrayar también que volvía a anunciarse en Sevilla una ganadería sevillana con una ancha hoja de servicios en esta plaza, la de Gabriel Rojas, tío del triunfador de la noche. Y la cosa iba a quedar en casa, si el tío de Javier Zulueta había embarcado los novillos y su padre -alguacil de la Real Plaza de toros- había pedido la llave, el hijo y el sobrino iba a hacer, con mucho, lo más interesante de este festejo trazando ilusiones para un futuro muy próximo.

Abría cartel un muchacho de Huelva que no puede negar sus orígenes. García Palacios es nieto del recordado presidente de la Caja Rural del Sur, José Luis García Palacios. No terminó de concretar nada con el capote y después de brindar a Víctor Puerto se mostró animoso con un eral informalote al principio que demandaba otro oficio. Algo más eléctrico por el derecho, firmaría lo mejor de su labor por el lado izquierdo. El novillo, por cierto, iba a servir tela...

Mario García, de Valencina de la Concepción, que se presentaba por libre, se marchó a portagayola para saludar al segundo. El eral le pasó por encima y la cosa acabó en escabechina pero es que el bicho también iba a echar mano del banderillero Felipe Peña quedando, una vez más, en el susto. El de Rojas tenía cosas buenas pero también exigía que se le marcarán bien los caminos, resolver algunas asperezas. La voluntad de García fue tan grande como su verdor. La espada funcionó pronto y bien. Aún tiene trabajo por delante.

El alcaceteño Francisco Mazo, hijo del picador Manolo Mazo, acabó templándose a la verónica. Fue un novillo, el tercero, protestón y berreón, que acabó entregándose en la muleta gracias a la firmeza y la capacidad de resolución del chaval. La preparación era otra: Mazo tiró del animal, que tendía a embestir por dentro, en una meritísima labor en la que la entrega ganó al estilo. Y cortó una oreja.

Enrique Toro llegaba desde San Juan del Puerto. Tuvo delante un cuarto mansurrón y de feo estilo al que trasteó, visiblemente incómodo, en una faena ligera de pies y movida de terrenos en la que tuvo que pechar con la brusca movilidad de su oponente. La espada cayó trasera y entera; la vuelta fue por su cuenta.Javier Zulueta había hecho el paseíllo en el coso del Baratillo rodeado de una merecida expectación. A su condición de triunfador del ciclo de becerradas de las escuelas en su edición de 2022 une un creciente ambiente entre profesionales y aficionados. Tuvo delante un quinto suelto de salida al que paró por buenas verónicas. Brindó a su madre y se puso a torear: encajado, con elegante naturalidad, aprovechando la buena condición de ese quinto pronto, noble y también un pelín rajado -debió atacarlo más- que le permitió enseñar su excelente corte. La faena creció por naturales y respiró en unos personales pases de pecho.

Gustó la manera de estar y llenar la plaza, de decir y hacer el toreo... La cadencia de un par de redondos y un puñado de ayudados por alto precedió a un pinchazo y el estoconazo posterior. Su propio padre le entregó la oreja con sencilla naturalidad; era de mucho, muchísimo peso.

Los pupilos del Patronato Provincial de Tauromaquia de Badajoz siempre despiertan interés. En esta ocasión se trataba de un portugués llamado Tomás Bastos que se iba a enfrentar al sexto eral de la noche después de una larga pausa antes de abrir el portón de toriles. Se había atrancado la puerta interior del chiquero. Con el animal en el ruedo, Bastos enseñó que sabe torear con el capote; que banderillea con solvencia y exposición y que maneja la muleta con entrega y tablas. El novillo, eso sí, iba a presentar muchas desigualdades y la faena fue a menos.

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