Toros

Una brava corrida lo eclipsa todo, hasta el triunfo de Daniel Luque

  • Se lidian en la plaza de Valladolid cinco astados de Fuente Ymbro y un sobrero de Valdefresno para encumbrarse, con bravura e importancia los seis sin excepción

Toros. Cinco de Fuente Ymbro, desiguales de presencia, bravos, encastados y de buen juego, destacando el quinto pese a ser justo de fuerzas. El sexto, sobrero de Valdefresno, bravo y con clase, importante. Aplaudidos los seis. TOREROS: Juan Serrano 'Finito de Córdoba', bajonazo muy atrás y dos descabellos (silencio); y bajonazo (pitos). Leandro, casi entera (oreja); y dos pinchazos y descabello (ovación tras aviso). Daniel Luque, metisaca en los blandos, bajonazo y dos descabellos (vuelta); y estocada trasera y caída (dos orejas). Incidencias. Un cuarto de entrada y frío.

Una brava corrida de toros, con cinco de Fuente Ymbro y uno de Valdefresno para encumbrarse, fue lo único y más importante en la tarde, eclipsando incluso un triunfo de dos orejas de poca monta de Luque.

Mala suerte la de los toros, a manos de toreros incapaces. Se habla de los toreros en función del ganado, pero hay que invertir la oración, con los toros como protagonistas. Importante corrida de Fuente Ymbro y un sobrero de Valdefresno a gran altura. Se cortaron orejas con méritos muy escasos. La importancia de las faenas estuvo en los seis toros.

Los de Fuente Ymbro, caso aparte el bonancible quinto, tuvieron su carbón, pero con fijeza y obedeciendo a los toques, desplazándose largo y por abajo, sin comerse a nadie pero exigentes, permitiendo los oportunos desahogos y al tiempo dando importancia a las faenas. Bravura en su más amplia y exacta expresión.

El sobrero de Valdefresno, ganadería que lidió hace dos días una extraordinaria corrida en esta misma plaza, fue tanto o más, con mucha clase y temple, prontitud y viajes largos. Toro extraordinariamente bravo y noble.

Con este material Finito fue incapaz. Dejó que masacraran en varas al primero, que aún así regaló aún embestidas en la muleta, con las que el hombre no fue capaz de ir más allá de medios y espaciados pases. En el cuarto, ni eso, siempre fuera del toro, tirando líneas, quedando en las apariencias.

Leandro anduvo inseguro en su primero, sin terminar de comprometerse, tan despegado que al dejar un par de veces la ventana abierta (la muleta muy separada, o el cuerpo muy alejado del engaño), el toro le vio, acosándole como es su obligación. No fue faena de premio porque no hubo encanto, ni técnica ni valor que lo justificaran. Matar a la primera animó al usía a sacar el pañuelo, pese a la escasa petición. Donde estuvo bien Leandro fue en el quinto, que sin andar sobrado de fuerzas fue un gran toro. Bonito recibo a la verónica y faena más enfibrada. Leandro toreó pausado, acompañando con la cintura, gustándose y gustando. Y aunque bajó el ritmo en la segunda parte del trasteo, si llega a matar a la primera hubiera cortado una oreja.

A Luque se le fue sin torear su primero, por las prisas y la mala colocación. Faena de más envoltorio que contenido, por la cantidad de pases sin ton ni son, en realidad medios pases, muchos de ellos de latiguillo, abusando de las poses, muy marcada la figura, muy afectado. Mató de cualquier manera, y dio una vuelta por su cuenta. Con el bravo sexto se serenó Luque algo más. Pero fue el animal quien puso el temple para calentar. Buenas intenciones del torero, pero fue más la clase del toro. Luque terminaría buscando las cercanías sin haber rematado nada. Inexplicables las dos orejas.

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