Toros

Y entonces el temple enamoró a la tarde

  • Ventura y Hernández rubricaron una brillante actuación frente a una desrazada corrida de Bohórquez.

Ganadería: Se lidiaron seis toros de la ganadería jerezana de Fermín Bohorquez, de buena presencia aunque convenientemente despuntados para su lidia a caballo. Corrida noble y desrrazada muy venida a menos en los primeros compases de su lidia y bastante distraídos de salida. El más potable para la lidia fue el sexto. TOREROS: Pablo Hermoso de Mendoza, saludos desde el tercio. En el cuarto, saludos desde el tercio tras una discreta petición. Diego Ventura, dos orejas. En el quinto, dos orejas. Leonardo Hernández, oreja. En el sexto, dos orejas. Incidencias. Plaza de la Merced. Tres cuartos de entrada en tarde de agradable temperatura. Diego Ventura y Leonardo Hernández salieron al final del festejo a hombros por la Puerta Grande.

Pablo Hermoso de Mendoza hizo historia ayer en La Merced. Fue la primera vez que el navarro se iba de vacío del coso onubense tras cumplimentar una buena actuación no rematada con los aceros. Bueno de vacío, no; se fue con el aprecio y cariño de una plaza que estuvo muy atenta con el y que con ser mucho no debió dejarle satisfecho en esa plena competencia que mantiene con el segundo del cartel de ayer, Diego Ventura, que por otro lado consiguió un rotundo e indiscutible éxito en el festejo que cerró la feria de Colombinas.

Fiel a su estilo, Ventura paró en un palmo de terreno a su primer toro, jugando con una embestida que desde luego no prometía mucho celo.

Se lo dejó llegar muy cerca el rejoneador con Nazarí en torero. Mucha templanza en los tres protagonistas sobre el albero. Perfecto con el caballo y llegando muy cerca de la cara del toro.

La faena se le empezaba a ir arriba con otros tres pares más y Sueste batiendo a una distancia inverosímil de la cara del toro. Clamor de faena grande cuando Ventura apostilló a lomos de Califa los pares con las cortas. Para entonces el toro estaba ya acabado y apagado, aunque no así el ímpetu de Ventura que con un certero rejonazo se aseguró la Puerta Grande.

Cuando el luso-sevillano sacó al ruedo a Triana para fijar al quinto, ya se sabía triunfador del festejo.

Le costó Dios y ayuda encelar la distraída condición del ejemplar de Bohórquez , el que más condición de toro cinqueño tuvo.

Sólo un rejón para dejar después con la banderola tres inmensos muletazos templados y muy toreros . Wellington encendió con sus quiebros a una plaza bastante calladita y expectante. Espectacular quiebro, repetido después para clavar en todo lo alto otro gran par.

La faena había despertado. Caballo y caballero hacían las delicias del público, quebrando y templando, cuando saltó a la arena Morante en el momento álgido de una faena en la que el público acabó más pendiente de los bocados del caballo al toro que de otros menesteres. Pero Ventura estaba ayer artista y con Califa dejaría la mejor interpretación de tres rosas muy seguidas y en todo lo alto y las cortas a dos manos. Ventura había ganado el duelo.

Leonardo tenía una oreja en su poder a base de una pulcra faena a ese infumable toro que fue el tercero. Se había empeñado el torero en el triunfo, pero éste le llegaría de forma incontestable frente al sexto, el mejor sin duda de todo el encierro con el que Hernández vibró de otra forma muy diferente a como lo había hecho. Espectacular su comienzo con un preciso y emocionante rejón de castigo.

El único que le puso a su oponente porque ya Verdi esperaba en banderillas para irse de poder a poder de un tercio a otro del ruedo y hacer vibrar la Merced.

Subió nota Leonardo volviendo a repetir por milímetros un toreo arriesgado en el embroque y elevando el tono de la tarde con otro par a cargo de Quieto y un completo carrusel con las cortas donde Xarope también se dejó llegar cerca el toro.

Dos orejas pedidas con fuerza tras un impecable rejón de muerte afianzaron esa Puerta Grande del pacense, que confirmó su calidad y vibrantes maneras frente a dos compañeros que hoy por hoy son la máxima expresión del toreo a caballo.

Dicho queda que Pablo Hermoso se fue ayer de vacío del coso onubense. El navarro había puesto en primera línea de fuego a toda su artillería pesada, en cuanto a cuadra se refiere. Vean si no que se podía esperar de la veteranía de Chenel, Icaro o Pirata.

Venía Pablo a apostar por el título, pero se encontró con el peor lote de una corrida ya de por sí difícil para lucir a caballo. Por un momento lo tuvo el navarro en su esportón porque Chenel le prestó emoción llevando cosido a la grupa en terrenos de tablas al de Bohórquez.

Belleza en ese diálogo suave, templado, despacioso, casi en silencio con Icaro mirando de tu a tu al toro a centímetros de su cara.

Más los aceros no viajaron certeros y al torero se le marchó parte del festejo en ello.

Más aún cuando en el cuarto de la tarde ya no tendría mucha opción ante la bobería de un animal que se quedó apagado a las primeras de cambio.

De nada sirvieron entonces el atrevimiento de Manolete en el primer par o Machado en los siguientes porque ni de la experiencia de Pirata, de nuevo sobre el ruedo, Pablo Hermoso pudo sacar beneficio para meter a la primera el rejón de muerte.

Así se nos marcha una feria que empezó con expectación y en modo alguno acaba con decepción, máxime después s de ver salir ayer por la Puerta Grande de La Merced a dos rejoneadores triunfadores: Ventura y el joven Leonardo.

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