Espartaco. Matador de toros

"El toreo es como un caramelo que me endulza la vida"

  • El diestro sevillano, que reapareció a los 52 años, tras cuatro sin vestirse de luces, cortó seis orejas y un rabo en la V Corrida Pinzoniana.

Juan Antonio Ruiz Espartaco, máxima figura del toreo en la década de los 80 y que conmemora este año sus 35 años de alternativa, convirtió su retorno a los ruedos en Palos de Frontera, el pasado sábado, en un éxito. A los 52 años, y tras cuatro sin vestirse de luces, lidió hasta cinco toros y consiguió los máximos trofeos del último en la V Corrida Pinzoniana, de la que afirma que "es totalmente diferente, con un ambiente especial y distinto, vestido a la usanza. Para mí fue una corrida novedosa, que me ha gustado".

-¿Cómo vivió los momentos previos?

-Muy nervioso. Un corrida de toros no es como torear en el campo o en un festival. Tenía dudas de si podía hacerlo. Como veterano sabía lo que quería hacer, pero no si podía lograrlo. Los momentos previos los viví con mis hijos, con mi familia, para coger tranquilidad hasta que media hora antes de la corrida me encerré en la habitación del hotel.

-¿Y en el ruedo?

-Muy nervioso, especialmente en el primer toro. Pensaba: "Todavía me quedan tres". En algunos momentos, en el callejón, me pregunté: "¿Qué hago yo aquí? ¿Seré capaz de conseguirlo?". Son dudas bonitas que tiene el torero. En realidad vives entre inquietudes, incluso con ese miedo que te invade de manera especial.

-Entonces, ¿por qué lo hace?

-Yo también me lo preguntaba y me lo pregunto. Miras al tendido, a la cuadrilla, algo te llama la atención y es que el toreo es como un caramelo que me endulza la vida; aunque antes, por el miedo, sabe amargo. Yo ya no busco contratos ni dinero, ni otras cosas que he conseguido a lo largo de mi carrera. Ahora únicamente busco la satisfacción personal. Y, aunque parezca mentira, resulta más difícil conseguirlo ahora que cuando estaba arriba y tenía más motivaciones, como ganar dinero o sacar adelante a mi familia. Pero luego, en esta profesión, cuando todo sale bien, se viven momentos inolvidables, como cuando me sacaban a hombros y vi al lado a mi hijo, que se había tirado al ruedo. Acabé muy feliz.

-El público.

-El público de Palos me trató con mucho cariño 35 años después de mi alternativa, que tuvo lugar en Huelva.

-En primer lugar se anunciaba con dos toros y acabó lidiando cinco ¿Estaba mentalizado para ello?

-No. Tras decidir que torearía cuatro pensé posteriormente que era una barbaridad. Pero ya en el ruedo únicamente quería que la gente saliera contenta. El sobrero, lidiando cinco, que casi es una corrida en solitario, fue un agradecimiento al público y a la plaza.

-Analice su actuación.

-En el primero, como he dicho, abundaron los nervios; segundo y tercero, bien; al cuarto, con mucho peligro, le hice una faena importante que pinché. Y el último me ayudó en el capote y lo toreé más relajado con la muleta. Tuve que estar muy pendiente toda la corrida porque no fue fácil.

-¿Cómo valora este triunfo?

-Es una satisfacción personal. Con 52 años soy capaz de matar cinco toros, ponerme delante y cumplir.

-Con este éxito, ¿cuántos años ha rejuvenecido?

-(Se ríe) Hoy me he visto en el espejo más viejo. Creo que del esfuerzo.

-El año pasado, por su operación cervical, no toreó en Cartagenas de Indias ¿Piensa torear el próximo invierno alguna corrida en América?

-Podría torear en Cartagena. Hay que revitalizar aquella plaza y que no se pierda. El Gino está organizando carteles con figuras y si se celebra una goyesca, que tendría lugar en enero, podría torear porque me he visto bien en Palos.

-¿Y realizar temporada en España?

-De eso nada. Eso es otra historia y muy difícil. Yo podría torear uno o dos corridas o ninguna. De todas formas, intentaré seguir en activo con corridas especiales hasta que me corte la coleta.

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