Unicaja

Arsenal profundo

  • La primera muestra del Unicaja al completo, ante rivales de nivel sensiblemente inferior, evidenció que la idea de partida es que los 12 jugadores acumulen intensidad en pista

  • Árbitros en el estreno

Ibon Navarro saluda a Carter.

Ibon Navarro saluda a Carter. / BCL

Los dos partidos de la Basketball Champions League han permitido ver la primera fotografía del Unicaja con el equipo al completo tras el regreso de los internacionales. Aún con minutaje limitado para Alberto Díaz y Darío Brizuela, ha sido una primera muestra de la gran profundidad de plantilla de la que dispone Ibon Navarro para afrontar esta temporada. El hombre que más ha jugado ha sido Dylan Osetkowski (20:34), con Jonathan Barreiro detrás (20:30), y el que menos, Darío Brizuela (12:09), seguido por Alberto Díaz (12:55). Estos dos últimos con el asterisco citado tras apenas un par de entrenamientos de calidad tras el magnífico oro europeo.

La puesta en escena arrolladora estuvo distorsionada por la calidad de los rivales, sensiblemente inferiores a los que se encontrará el Unicaja a lo largo de la temporada, tanto en la Liga Endesa como en una BCL que ha subido puntos en calidad y talento y, no pocos especialistas lo aseveran, sobrepasa a la Eurocup después de la caída de los equipos rusos por las sanciones derivadas de la guerra y el ‘ascenso’ de los mejores del segundo escalón a la Euroliga. Es evidente que el Unicaja cumplió su trabajo y no hay nada que reprocharle. Había una cierta intranquilidad en el seno del club por esta eliminatoria y por el hipotético escenario tétrico de tener que jugar la FIBA Europe Cup. Un mal día, la falta de conjunción, nervios... El equipo no dio ningún pie a que sucediera. Salió con la mentalización, intensidad y actitud precisa para que fuera un trámite y para que la diferencia existente se plasmara.

La primera muestra dejó con ganas de más. No habrá que tardar mucho para ver al Unicaja en un comienzo de mucha exigencia. Visita a Vitoria, partidos en casa ante Gran Canaria y Madrid (en medio, viaje a Sassari en la BCL) y desplazamientos a Girona y Badalona (Dijon en casa a mitad de semana) para acabar en casa en el derbi andaluz con el Betis es el suculento menú de octubre.

Gestionar la profundidad de plantilla, más equilibrada sobre el papel que años anteriores a expensas de que las pruebas de estrés de la competición lo ratifique o lo desmienta, es uno de los apasionantes retos de Ibon Navarro, que en las dos primeras muestras en el Carpena expuso las líneas maestras de lo que desea. Abrasó con ritmo e intensidad a rivales menores, con la pretensión de correr y de morder en defensa para construir desde ahí. ¿Es sostenible esa rotación con ritmos de entre 12 y 20 minutos para los 12 jugadores? La distribución de roles es básica en el baloncesto moderno, en los deportes de equipos en general, para el funcionamiento correcto. Los minutos son los que son y las necesidades de los jugadores, también. Hay varios hombres que no necesitan mucho balón o protagonismo, pero otros sí.

Hay posiciones en las que pueden jugar hasta cuatro jugadores distintos. Por ejemplo en la de tres (Barreiro, Djedovic, Kalinoski o Ejim) o la de cinco (Thomas, Osetkowski, Lima y Kravish). O hasta cinco en la de dos, donde están Carter, Kalinoski y Brizuela de partida más Perry y Alberto Díaz (sin descartar a Djedovic), que ya han demostrado en las últimas semanas que pueden hacerlo aquí y en la selección. Un detalle. Han participado 119 jugadores entre los 24 equipos de la BCL en la fase previa. Hay que bajar al puesto 60 para encontrar a Osetkowski. Además de los 12, están los jóvenes Saint-Supéry y Mena a la espera. Un arsenal profundo.

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