El futuro inmediato del baloncesto español tiene una cita importante esta mañana en Barcelona, donde se celebra la Asamblea de la ACB, en la que se deben acordar medidas y fijar fechas para la temporada 2020/21. Como elemento principal, decidir cuántos equipos compondrán la competición. Si se acepta la documentación presentada por Gipuzkoa y Carramimbre Valladolid, equipos que la FEB designó como ascensores por haber acabado los dos primeros de la temporada regular justo cuando se canceló la competición. La ACB no quiere más de 18 equipos bajo ningún concepto, pero hay un convenio firmado que lo recoge así. Por medio, el CSD.

La clase alta de la ACB entiende que es inviable una competición de 20 equipos con el formato tradicional. Son cuatro partidos más en una temporada que irá hipercomprimida por el hecho de que de fondo siguen estando los Juegos Olímpicos. Claro que hacer planes sobre cualquier evento con la pandemia del coronavirus puede parecer una temeridad, no hay una seguridad plena de que puedan desarrollarse las competiciones europeas. Pero hay que tener previsiones.

La ACB salió muy reforzada en imagen con la celebración del torneo final en Valencia. Fue un gran momento de exposición y de organización. Pero ahora toca gestionar otra situación delicada por la coyuntura. La previsión es que la Supercopa se juegue en Tenerife el 12-13 de septiembre y que la Liga comience el siguiente fin de semana. Son aspectos de los que el Unicaja está pendiente, obviamente. El regreso a los entrenamientos se maneja para el 10 de agosto, aunque los jugadores deberán llegar antes. Y el número de equipos y el formato (se valora hacer dos grupos de 10 si hubiera que ampliar a 20) determina también el número de partidos de abonos. De momento, no se ha lanzado la campaña para aguardar a tener una mínima certeza de encuentros y cuánta gente podrá ir.