Unicaja

Barcelona - Unicaja : La ley del Palau sigue vigente (75-60)

  • El Unicaja compite hasta el último cuarto, pero paga la inferioridad en el rebote y física más un arbitraje mezquino al estilo clásico del pabellón barcelonés

  • Las fotos del partido

Kendrick Perry, durante el partido.

Kendrick Perry, durante el partido. / ACB Photo

El test del Palau propició la primera derrota en casi dos meses para el Unicaja (75-60). Constató que el equipo malagueño es competitivo, la mejor muestra fue la gran seriedad que el Barcelona mostró durante el partido, el respeto que le tuvo al equipo malagueño. Hay carencias que se deben intentar corregir conforme pase la temporada y otras que serán insalvables ante un equipo de Euroliga como el catalán. La inferioridad en el rebote fue decisiva, muchas segundas (y terceras) oportunidades rivales. 44-28 para los azulgranas, 16 rechaces ofensivos. La dificultad para crear ventajas también pesó. El ataque, cuando no se pudo correr, fue pastoso. Los equipos físicos matan los espacios y al Unicaja le costó generarlos. Jokubaitis hizo mucho daño en el tramo final y no se pudo detenerlo.

Pese a ello, el equipo de Ibon Navarro estuvo siempre en el encuentro, aunque el resultado final no lo refleje. A final del tercer cuarto se llegó a poner por delante después de aguardar pacientemente su oportunidad, pero no le llegó. Seguramente no sea el factor más determinante, pero hay que reseñarlo. Se va recuperando el estatus progresivamente sobre la cancha, pero aún no lo hace en los despachos, al menos en el departamento arbitral. Ha padecido varias actuaciones en la ACB demenciales el equipo malagueño y la del Palau fue también muy protestada. Con el gaditano Pérez Pérez al frente del trío, tres técnicas oportunas en el último cuarto a Ibon Navarro, Alberto Díaz y Darío Brizuela sucesivamente dieron un empujoncito al Unicaja, que sólo lanzó tres tiros libres en todo el partido (dos a falta de 10 segundos), por los 24 del Barcelona. Es humano desquiciarse y el Unicaja lo hizo, pero hay que saber la ley que suele regir en el Palau Blaugrana. Si un equipo puede jugar más físico que el otro porque el criterio arbitral no es el mismo, la diferencia se nota. Y cuando faltan al respeto hay que decirlo.

No obsta lo anterior para decir que el Unicaja hizo cosas mal, que pudo dar un susto mayor al equipo azulgrana. En ese traqueteo de técnicas, que empezó con seis abajo cuando Ibon Navarro protestó que se parara un saque tras pérdida rival cuando había anulado un tiempo muerto, el equipo cajista se desquició, perdió el hilo del partido. Ahí gobernó Jokubaitis. El lituano impuso su ritmo en el encuentro. Una vez el Barça elevó un escalón su nivel defensivo, al Unicaja ya no le dio para ser clarividente y encontrar el aro. Fueron sólo 10 puntos en el periodo decisivo, en el que se había entrado perdiendo por sólo 10 puntos.

Antes, el partido había empezado con dominio azulgrana, casi siempre en la frontera entre los cinco y los 12. Pero el Unicaja fue serio para encontrar opciones de competir, aun con una anotación baja que distaba del gran acierto de las últimas semanas. Buenos tiros no iban dentro, hay más tensión y, si cabe, más presión enfrente. Y para ganar en una pista así hay que hacer muchas cosas más bien que mal. El porcentaje de tiro bajó no sólo en el exterior, también en los tiros cercanos del aro, la intimidación y el contacto físico del rival eran muy altos. Se estuvo por debajo del 50% cuando se roza el 60% en esta temporada.

Era bastante previsible la derrota, pero hay que aprender lecciones. Se debe ser más duro aún para exigir más a los equipos de Euroliga, físicamente y también mentalmente. La gota malaya no cesa y hay que asumir que es lo que toca cuando enfrente está uno de los grandes, como es este gran Barcelona.

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