Unicaja

Brizuela: "Queremos traer la mentalidad competitiva y de unión de la selección al Unicaja"

Darío Brizuela, a su llegada a Málaga.

Darío Brizuela, a su llegada a Málaga. / Javier Albiñana

A nivel local el impacto de la actuación de Alberto Díaz en el Eurobásket ha sido superlativo por todo lo que simboliza, pero la actuación de Darío Brizuela ha sido también muy importante. Jugador de rol concreto, de 15 minutos por partido y con actuaciones brillantes como el peliagudo día de Finlandia, ha probado también que puede competir al máximo nivel. El jugador vasco ha crecido con el Eurobásket y el oro y explicaba sus sensaciones a llegar  

"Sabe muy bien, estamos en proceso de asimilar las sensaciones que estamos sintiendo. Siento mucho orgullo y estoy muy feliz por lo que hemos conseguido. Al principio la gente no tenía mucha fe en nosotros, en la preparación no ganamos muchos partidos y se generaron más dudas todavía, pero las sensaciones fueron buenas desde el principio. Después del partido de Bélgica hubo mucha gente que se nos echó encima cuando en un torneo así se puede perder algún partido. Nos sentó bien seguir progresando y ser primeros de grupo, pero la confianza en el grupo era máxima", explicaba el escolta sobre el proceso que había seguido la selección, también de cómo llegó a colarse en una lista de 12 jugadores: "Estaba con dudas hasta los últimos descartes, al final estás ahí y entrenas por el equipo, no funciona pelearte por el puesto sino funcionar para el equipo, intenté hacer más cosas de las que hago aquí en Málaga, darle lo que podía al equipo para que creciera. Esos pensamientos no egoístas han propiciado que seamos el mejor equipo como unidad y hayamos terminado campeones".

También relató Brizuela cómo vivió el proceso con Alberto Díaz, su corte y su posterior repesca: "Lo viví en clave amigo, es una de esas personas muy importante para mí. Me jodió mucho, le tengo muchísimo cariño a Alberto como persona, es uno de mis mejores amigos. Me dolió porque estaba para más. Al final, es decisión del entrenador y hay que respetarla. Le perdí como compañero de habitación. Fue una pasada la vuelta. No me dijo nada el capullo (risas), le dijeron un par de días antes que cabía la posibilidad y no me dijo nada porque se lo pidieron. En cuanto me enteré lo llamé corriendo y me dijo que sí. Ha hecho un torneo espectacular, me molesta que la gente se sorprenda porque Alberto es un jugador increíble y muchas veces lo damos por hecho. El trabajo de Alberto es de 10 cada día y estoy muy feliz porque se merece ese reconocimiento que nunca suele tener. Como amigo y compañero suyo no puedo estar más feliz por él".

"El rol era desatascar partidos y si ofensivamente no estábamos cómodos darle otra cosa", explicaba el donostiarra sobre la labor que ha tenido en el torneo: "He tenido cierta libertad para generar para mí o los demás en distintas formas del juego. He tenido la suerte de estar acertado, si no todos los días, al menos sí para generar espacios. No era un rol fácil tampoco, pero se ajustaba mucho a mis características para el equipo. Y muy contento de que haya funcionado algunos días para ayudar a ser campeones. En un torneo así aprendes cosas, ves dónde está el siguiente nivel, que es algo que quería comprobarlo yo. Vas a ese torneo y además de las estrellas de la NBA hay muchos jugadores de la Euroliga, muy buenos. Es el nivel al que aspiras como jugador y al que aspiras como club en Málaga. Quería ver dónde estaba el nivel y pelearme con ellos. He aprendido tanto de compañeros míos como de los rivales".

"Lo que dijo Jorge Garbajosa es así, es el mejor entrenador de selecciones", piropeaba Brizuela a Scariolo: "El partido que le ha sacado al grupo que teníamos, que era muy bueno y de muy buenos jugadores, pero sin las estrellas que había en otras selecciones, ha sido fantástico, ha habido partidos en los que hemos vuelto loco al rival, que ni ellos sabían lo que estábamos haciendo. Es todo trabajo de Sergio y de sus ayudantes, la preparación de cada partido ha sido de 10".

"Quedan muchas cosas, evolucionas como jugador y hombre", respondía Brizuela sobre cómo ha evolucionado desde que salió en el Easo de su ciudad natal: "Estoy muy orgulloso de toda la gente que me ayudó a llegar aquí. De San Sebastián, de Madrid también, que han puesto su granito de arena, no sólo por ser campeón de Europa sino por jugar en un club como el Unicaja. Me ha llamado muchísima gente y muy agradecido".

"El día clave fue Turquía", analizaba sobre la trayectoria de la selección: "Estábamos en la pelea por ser primeros de grupo. Sin tener muy claro qué era mejor por tema de cruces, si quedar primero o segundo. Era un partido de nivel de luchar por medallas e hicimos un partidazo. Y fue como decir 'vale, estamos aquí para competir'. Comprendimos que teníamos equipo para llegar lejos, callamos muchas bocas. Puedo hablar por mí, no por mis compañeros. Cuando llegué el primer día allí vi muchísimo nivel, tenemos unos pedazos de jugadores. En vez de centrarnos mucho en lo que hicieran los demás, estábamos centrados en crecer nosotros mismos. Con confianza en nosotros y en los compañeros podemos llegar muy lejos. Ha habido mucha pocha, no tanto como de costumbre porque decía Rudy que antes era todo el tiempo. Nos juntábamos todos los días para jugar un rato. He aprendido a jugar. El buen rollo es de un equipo de amigos. A Alberto lo conozco desde que tenía 15 años, como a Sebas y Willy. Con Jaime y Juancho he jugado desde que era pequeño. La sensación es de que te juntas con amigos de toda la vida, te pones a jugar y representas a un país. Alguno iba a hacerse un tatuaje, pero Alberto y yo no somos de eso".

Lorenzo Brown, hombre de la discordia al principio, acabó siendo esencial. "Es un chico excelente, muy buena persona. Un competidor nato, le gustaba entrenar. Intenté acercarme desde el primer día, ayudarle, que fuera más cómodo porque con el tema del español andaba un poco justo, pero es un pedazo de jugador y un gran tío. Ha terminado jugando a la pocha. Se sentía arropado. Le llovieron un montón de críticas porque había mucha gente en contra por la nacionalización. Intentamos protegerle y él se sintió cómo y ya habéis visto cómo ha funcionado en la pista", analizaba Brizuela.

Pero el bonito sueño del Eurobásket se acaba y vuelve la realidad del día a día del Unicaja. "Hay que cambiar el chip, he hablado con Ibon por whatsapp, Alberto también. Entrenamos doble ya este miércoles, a ver cómo lo hacemos. Estamos con muchísimas ganas, estamos cansado después del subidón porque ahora salen todos los dolores, pero tenemos muchísimas ganas Alberto y yo de hacer una gran temporada, sufrimos mucho el año pasado, tenemos una espina clavada. El primer paso es éste. Estamos a tope, con la confianza alta y ganas de competir. Lo que hemos hecho en el torneo era competir a muerte. Sabíamos que las cosas iban a ser difíciles, pero echándole huevos se pueden sacar. Queremos traer esa mentalidad, esa unión de equipo, al Unicaja. Ese buen rollo queremos traerlo aquí, es una de las claves para construir equipo. Seguro que sí podemos ayudar ya. Estuve en un entrenamiento viéndoles hace unas semanas. Sé que Alberto estuvo un tiempo con él y lo va a tener más fácil, pero nuestro plan es ese. Intentar conseguir esa unión dentro y fuera de la pista como equipo, que el año pasado no la conseguimos. Queremos traer esa capacidad de competir de Rudy, de los Hernangómez, de toda la selección, aquí en Málaga. Es una herramienta para competir en torneos como la Champions, que para nosotros es muy importante. Puede ser clave", cerraba un Brizuela que también ha crecido durante el Europea.

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