Casademont Zaragoza - Unicaja: Un aviso en el Príncipe Felipe (100-92)
Flojo partido del Unicaja en tierras mañas, con una defensa deficiente y con menos energía de la habitual para encajar una derrota
El partido, en fotos
Flojo partido y merecida derrota del Unicaja en Zaragoza (100-92). El equipo de Ibon Navarro no fue fiel en el Príncipe Felipe a los valores que le han llevado muy alto. Como le recordó continuamente el entrenador a los jugadores en los tiempos muertos, la defensa fue de salón. Y así no se ganan partidos a domicilio en la Liga Endesa. El Unicaja tuvo un balance de 18-0 el año pasado en la campaña regular contra los equipos situados del décimo al 18º. Así construyó su éxito, jugando partido a partido y respetando a todos los contrarios. Quizá el lógico exceso de azúcar por la gran pretemporada y el debut liguero, a lo mejor la clara derrota maña en Madrid, posiblemente un mal día. Pero el Unicaja careció de la energía y de la actitud habitual que ha hecho a este equipo enamorar. Puede ocurrir en cualquier momento, son humanos, pero el aviso que da la competición es diáfano. Metiendo 15 triples con un 48% no bastó para ganar. El Zaragoza, hay que darlo mucho crédito a Fisac y sus jugadores, planteó un partido en el que equipo malagueño nunca estuvo cómodo incluso cuando fue arriba en el marcador. Pudo ganar porque es rocoso y no se va de los partidos, pero la sensación fue fea.
El Unicaja salió laxo en defensa, con el Casademont Zaragoza jugando a placer en ataque. No es la seña de identidad de este equipo y las broncas de Ibon Navarro eran frecuentes. Las canastas fáciles mañas eran constantes. Al Unicaja le salvaba que metía también con facilidad y con buen porcentaje desde el exterior (es cierto que con frecuentes tiros cómodos). Un fogonazo de Will Thomas, con ocho puntos en un minuto (dos triples y una intencionada que sufrió) daban el mando al Unicaja en el partido, pero el Casademont Zaragoza encontraba vías de agua en la defensa cajista. En un equipo que la cuida normalmente muy bien se perdían nueve bolas al descanso y el Casademont metía canastas sencillas. Buenos minutos del joven Lucas Langarita (18 años), que alumbrara en el Mundial sub 17 de Málaga (quinteto ideal del torneo), supliendo a Bell-Haynes, que se lesionó. Dos buenas canastas, una asistencia para Kravic y alguna rotura a Alberto Díaz. El talentoso Okafor también metía varias canastas de calidad y Yusta y Kravic horadaban el aro.
El Unicaja parecía jugar en una marcha baja, como lejos de su tope. Ibon pedía más intensidad en cada tiempo muerto y su carrera al vestuario denotaba que tenía ganas de hablar. Pese a todo, el equipo mandaba al descanso (48-50). Taylor, Osetkowski y Djedovic daban puntos, también Alberto Díaz distribuía juego. Aunque la sensación era que el listón del equipo estaba muy lejos y que se estaba jugando con fuego. La defensa zonal aragonesa, pese al alto tanteo, impedía comodidad.
Cambió el quinteto casi al completo Ibon en la reanudación. Pero los dos primeros ataques maños fueron canastas de Sulejmanovic y Yusta (53-50), metiéndose en el bonus en minuto y medio. El partido era del Casademont, que mostraba más hambre y colmillo. Los tiros libres penalizaban la acumulación de faltas temprana. Yusta hacía daño y las combinaciones de quinteto que colocaba Ibon Navarro para intentar parar la hemorragia no funcionaban. Con 67-60 hubo un tiempo muerto del vitoriano. El Casademont era agresivo en las penetraciones y sacaba faltas. Carter tenía destellos, pero se cargaba de personales, como Taylor. Al final del tercer cuarto llovía algo menos (75-72).
El Unicaja seguía metiendo triples para seguir con vida. Es un equipo con callo para aguantar en los partidos aunque el día no sea brillante, es uno de los grandes méritos, pero necesita más solidez defensiva para ganar. Djedovic empataba el partido (83-83), pero Okafor hacía bastante daño en el poste bajo. Cinciarini daba un clínic en la posición de base para castigar los errores cajistas y un triple de Miguel González desde la esquina y dos tiros libres (96-88) a menos de dos minutos le ponía las banderillas al equipo malagueño. Los últimos ataques fueron bastante caóticos en la búsqueda de canastas rápidas, sin soluciones concretas. Hubo algún gesto de desesperación. A veces un jarro de agua fría a tiempo viene bien para refrescar ideas. El Unicaja no fue fiel a su estilo en Zaragoza y lo pagó con una derrota que era evitable.
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