Kyle Gregory Wiltjer nació el 20 de octubre de 1992. Cumplió 26 años en tierras catalanas. Y quiso celebrar una fiesta en un parqué que ha visto mucho baloncesto bueno. En el Nou Congost han paladeado a grandes jugadores, propios y ajenos, pero pocas exhibiciones vieron como la que ofreció el canadiense nacido en Oregon en un tercer cuarto devastador. Metió 17 puntos en seis minutos mágicos, en los que parecía poseído, imposible que fallara. Cambió la suerte de un partido que se le atragantaba al Unicaja y que acabó ganando con autoridad ante un equipo que esta temporada va a dar mucha guerra (87-96). Esta vez se ganó desde el ataque puro, del talento. La defensa fue mejorable.
Wiltjer ya había mostrado en estos primeros compases de temporada que tiene un don para meter, lo hizo desde el debut ante el Valencia. En estas páginas decía Giorgos Printezis cuando se le fichó que le había visto series de tiro increíbles en entrenamientos en El Pireo. “Si está solo, la mete seguro”, decía el ex cajista. En el Nou Congost las colaba hasta con un rival colgado de la espalda para sacar un adicional. No fue una alucinación, ocurrió de verdad. Fue un shock la irrupción de Wiltjer, un antes y un después. Descorchó al equipo ofensivamente, fueron 36 puntos en el tercer cuarto cuando al descanso se llevaban 35 y el rival estaba muy metido y creándole muchos problemas al cuadro de Casimiro.
El protagonista del partido avisó con siete puntos de arranque, pero fue repelido con un 12-0 del Baxi Manresa. Fue el primer valle de un Unicaja discontinuo de arranque y que se vio 10 abajo (22-12) antes de que la irrupción de Jaime Fernández tuviera un efecto tranquilizador. En la posición de base por la ausencia de Alberto Díaz, el madrileño supo leer el partido. Encontró a los interiores o a los exteriores y pudo rajar una interesante defensa catalana cuando costaba descifrarla.
Llegó a darle la vuelta el Unicaja (28-29) tras una canasta de Díez después de una buena racha con triples de Waczynski y Salin y un mate de Lessort. Fue el único momento en el primer tiempo en el que el Unicaja se sintió algo cómodo. No mermó la confianza catalana. Emergió un Toolson algo errático al principio. Pero es de sobra conocida en Málaga la capacidad para meter. Ocho puntos del de Arizona hacían daño al Unicaja (42-35).
Llegó la tempestad, llegó Wiltjer. Un acierto escandaloso, una secuencia mágica e inolvidable en el día de su 26 cumpleaños. Más que un regalo hacia él, él regaló una exhibición de baloncesto. De dos, de tres, de media distancia, tras rebote de ataque, tras un posteo. Todo el catálogo. Parecía forzar cada vez más como retándose a sí mismo. Tras el huracán, el Unicaja ganaba por 48-55, 17 de 20 puntos cajistas en apenas seis minutos.
El Manresa ya no se pudo levantar de aquello aunque no significó que se rindiera. El Unicaja, no obstante, tenía ya la confianza que le faltaba en el primer tiempo. Se sumó Lessort para meter una canasta que hizo daño sobre la bocina del tercer cuarto (59-71) después de unas buenas canastas previas. Tiene algo especial el galo aunque debe ordenar algunos conceptos. Meter tanto ayudó también a la defensa, que elevó algo su nivel en la segunda mitad. Jaime Fernández distribuyó y Brian Roberts se encargó de ejecutar en los minutos finales de un duelo que se enmarañó y se dilató con las protestas locales por el arbitraje. La fiesta de Wiltjer acabó con otro triunfo de un Unicaja que vuela a una velocidad muy alta y al que no le atisba techo aún.
Baxi Manresa 87 (22+20+17+28): Renfroe (16), Toolson (21), Tomàs (12), Vene (8), Sahko (5) – quinteto inicial – Lundberg (6), Lalanne (16), Muñoz (-), Gintvainis (2), Del Águila (1) y Dragovic (-).
Unicaja Málaga 96 (16+19+36+25): Roberts (13), Salin (15), Díez (2), Wiltjer (24), Shermadini (4) – quinteto inicial – Milosavljevic (0), Fernández (10), Waczynski (11), Suárez (2) y Lessort (15).
Árbitros: Pérez, Calatrava y Sánchez. Eliminaron a Vene. Técnica a Toolson (min. 37).
Incidencias: Encuentro perteneciente a la quinta jornada de la Liga Endesa, disputado en el Pabellón Nou Congost de Manre
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